Lo hacemos casi sin pensar, como un acto reflejo del que no podemos ni sabemos explicarnos los motivos. Porque así lo hemos visto desde la infancia o porque pensamos que es de sentido común. El caso es que, la inmensa mayoría de las personas, pelan siempre las patatas. Ya sea para cocerlas, freírlas, hacerlas al horno o de cualquier otra manera. Siempre quitamos la piel de las patatas, y si nos atenemos a motivos de salud no deberíamos hacerlo.
Hay evidencias más que contundentes que nos recomiendan lo contrario. Nutricionistas y médicos han estudiado en profundidad las propiedades y beneficios de las pieles de las patatas, y la conclusión es unánime. Además de ahorrarte tiempo y trabajo pelando las patatas, que siempre es una lata, obtendrás nutrientes y te aprovecharás de sus múltiples beneficios.
4Contra la anemia

Otra de las enfermedades y dolencias del cuerpo que nos podemos ahorrar comiendo la piel de las patatas. En este caso, la prevención de la anemia se debe sobre todo a la alta presencia de hierro en esta parte de la patata. Según cálculos de los nutricionistas, en 200 gramos de piel de patata comemos unos doce gramos de hierro, lo cual cubre tres cuartas partes de las necesidades diarias de esa sustancia.
Al contener también vitamina C la piel de patatas, la absorción del hierro es mucho más fácil y eficiente. Completa el combo la ya citada vitamina B6, que ayuda a la creación de glóbulos rojos quienes, a su vez, distribuyen el oxígeno por todo el cuerpo humano. Un escudo perfecto contra la anemia.