El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha instado en su homilía en la catedral de la Almudena por el día de la patrona de la capital a no ser «solamente consumidores o espectadores» para añadir, a renglón seguido, que «la respuesta a la pandemia es doble: hay que encontrar la cura pero también hay que combatir la injusticia social y la marginación».
Tras distanciarse de aquellas «miradas ciegas que fomentan una cultura del descarte individualista y agresiva, que transforma al ser humano en un bien de consumo», Osoro ha puesto el foco en «el sufrimiento en Madrid por las numerosas muertes en este tiempo, así como por la crisis económica y social».
El arzobispo ha indicado que la Iglesia ofrece «modos concretos de sanación», como » el principio de la dignidad de la persona, del bien común, de la opción preferencial por los pobres, del destino universal de los bienes, de solidaridad, de subsidiariedad, del cuidado de la casa común».
«La pandemia ha sacado a flote otras patologías sociales más amplias, como la visión distorsionada de la persona, que muy a menudo ignora su dignidad y su relacionalidad, o la mirada que tenemos hacia los otros como objetos para usar y descartar», ha alertado.
EL CORONAVIRUS HA INCREMENTADO LAS DESIGUALDADES Y LA DISCRIMINACIÓN
Son miradas ciegas que fomentan una cultura del descarte individualista y agresiva, que transforma al ser humano en un bien de consumo«, ha insistido el arzobispo de Madrid, que ha indicado que el coronavirus «ha encontrado en su camino devastador grandes desigualdades y discriminación y las ha incrementado.
«Por eso, la respuesta a la pandemia es doble: hay que encontrar la cura, pero también hay que combatir la injusticia social y la marginación», ha subrayado abogando por «la opción preferencial por los pobres, que no es una opción política ni ideológica, ni de partidos, sino que es la opción que está en el centro del Evangelio». De esta crisis debemos salir mejores. Tenemos la ocasión para construir algo diferente», ha animado.
Además cree que la Covid-19 «ha dejado al descubierto falsas seguridades». «A pesar de lo hiperconectados que estamos, estamos fragmentados, nos es difícil resolver los problemas que afectan a todos», ha declarado para hacer un llamamiento a «la fraternidad y el respeto a la vida».
RECHAZO A «CULTURAS VACÍAS, INMEDIATISTAS Y SIN PROYECTO COMÚN»
«Mirémonos unos a otros. Abramos nuestra vida a todos y a todos los momentos de la vida del ser humano. No somos dueños, no seamos solamente consumidores o espectadores», ha instando, para plantarse ante «culturas vacías, inmediatistas y sin un proyecto común».
«A una sociedad se la conoce, entre otras cosas, por cómo acoge, respeta y cuida a los niños y a los ancianos. María nos enseña a no provocar descartes. Hagamos posible el nosotros», ha terminado la homilía.