La mascarilla, desde hace ya unos meses, es parte de nuestras vidas, y lo será durante muchísimo tiempo. Sabemos que es nuestra gran aliada para combatir la pandemia del coronavirus que ha puesto patas arriba nuestro mundo y que de momento no tiene visos de remitir. Su uso es obligatorio en todo el territorio nacional, y su eficacia para protegernos de la enfermedad está más que probada. Pero no eso no significa que no pueda causarnos daño si la utilizamos de forma incorrecta.
Allá por el mes de mayo fuimos testigos de una delirante manifestación en la madrileña Plaza de Colón en la cual miles de personas protestaron contra la mascarilla. Decían que eran bozales y que perjudicaban la salud más que otra cosa. Nada de eso ha demostrado ser cierto y, en todo caso, mucho más dañinas para la salud serían las consecuencias de no llevarla puesta y contagiarse de coronavirus. Es importante utilizar la mascarilla de forma correcta para evitar dichos efectos secundarios.
3Tocarse la cara más de la cuenta
Al llevar la mascarilla puesta tendemos a tocarnos más la cara. Que si nos molesta, nos pica, se nos cae, nos aprieta, no encaja bien…Por eso nos llevamos las manos a la cara sin pensarlo de forma constante para ajustarnos la mascarilla. Y ya desde el principio de la pandemia, allá por el mes de marzo, los expertos nos advertían contra esta práctica. Evitar a toda costa tocarse la cara, pues puede aumentar las posibilidades de infectarnos de coronavirus.
Lo que deberíamos hacer es no tocarnos la cara, pero es algo muy difícil de conseguir, más aún llevando mascarilla. Al menos tendríamos que tratar de no hacerlo sin antes lavarnos y desinfectarnos bien las manos. «Una máscara que pica o que esté mal ajustada puede significar que te frotes los ojos, nariz y boca con más frecuencia. Después de tocar la máscara, existe el riesgo de que tus manos queden contaminadas, y que a su vez propagues el virus por otras superficies como puertas, pomos o barandillas”, cuentan los científicos británicos en el citado estudio.