Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, la Universidad de Michigan y la Universidad Case Western Reserve (Estados Unidos) han descubierto que la mayoría de las personas pueden desarrollar diabetes tipo 2.
La insulina es producida por una serie de procesos altamente específicos que ocurren en células especializadas, llamadas células beta. Un paso clave es el plegado de un precursor biosintético, llamado proinsulina, para lograr la estructura funcional tridimensional de la hormona.
Estudios anteriores han sugerido que la biosíntesis deficiente podría ser el resultado de diversas mutaciones que dificultan la capacidad de plegado de la proinsulina. En este sentido, los investigadores trataron de determinar si la evolución de la insulina en los vertebrados, incluidos los humanos, ha encontrado un obstáculo.
«Los procesos biológicos normalmente evolucionan para ser robustos, y esto nos protege, en la mayoría de los casos, de defectos de nacimiento y enfermedades. Sin embargo, la diabetes parece ser una excepción», han señalado los investigadores, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.
En concreto, observaron una mutación sutil en la insulina humana en relación con las insulinas de otros animales, como vacas y puercoespines. La insulina humana mutante funciona dentro del rango de variación natural entre las insulinas animales y, sin embargo, esta mutación ha sido excluida por la evolución. La respuesta a esta aparente paradoja es que la mutación prohibida bloquea selectivamente el plegamiento de la proinsulina y tensiona las células beta.
El grupo descubrió que incluso la más mínima variación del proceso de secuenciación de la insulina no solo altera al plegamiento de la insulina (y la eventual secreción de insulina), sino que también induce estrés celular que conduce a la disfunción de las células beta y, eventualmente, al daño permanente.
Los expertos coinciden en que este descubrimiento proporciona información clave para comprender mejor el desarrollo de la diabetes tipo 2 en adultos y niños, la cual están aumentando a un ritmo alarmante en todo el mundo.
Ahora, los expertos trabajarán para definir completamente los determinantes de secuencia que hacen que la proinsulina sea plegable en las células beta. Su esperanza es que este trabajo conduzca a una nueva categoría de medicamentos que mitiguen el estrés celular causado por la precaria capacidad de plegado de la proinsulina y se dirijan al estrés celular en las células beta, preservando así la producción de insulina para pacientes de alto riesgo.