Que Frozen sea una película infantil no significa que sea una película simple. Más bien todo lo contrario. Como cualquier película de animación, la confección y producción de sus escenas lleva un enorme trabajo detrás que implica a muchísimos artistas de gran talento. Horas y horas de trabajo para que Frozen se vea como se ve y sea capaz de conquistar a millones de espectadores en todo el mundo.
Y no se trata simplemente de la parte técnica y artística de la película. También la trama y la historia, la construcción de los personajes y su carácter tienen mucho trabajo detrás. Muchos detalles que pasan desapercibidos pero que son cruciales para sostener Frozen y para que todo el mundo disfrute, en el cine o en su casa, de las aventuras de Elsa la Reina de las Nieves.
3Un clásico llevado a la pantalla
El éxito arrollador de la saga Frozen es un ejemplo, otro más, de que los clásicos nunca mueren. Y es que, aunque mucha gente no lo sepa, estas películas están basadas en el cuento “La reina de las Nieves”, un cuento escrito por Hans Christian Andersen en el año 1845. Ya hace décadas que los guionistas de Walt Disney andaban rumiando llevar esta historia a la pantalla, pero había varios aspectos que no les encajaban.
Allá por 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, se sacó una primera adaptación que pasó bastante desapercibida. Más adelante, guionistas y dibujantes como Dick Zondag y Glen Keane volvieron a intentarlo y volvieron a fracasar. Ya en 2011, y con todas las herramientas propias del mundo digital, Chris Buck y Jennifer Lee le dieron un nuevo enfoque al personaje de Elsa y lograron que la historia funcionase.