Las personas ciegas ya pueden ‘dar la vuelta al mundo’ a través de un globo terráqueo accesible, desarrollado por la ONCE y la Universidad Complutense de Madrid y que se incorporará a las aulas.
Si el visionario Julio Verne levantara la cabeza exclamaría de emoción al hacer su sueño realidad, pero no en 80 días, sino en unos segundos y sin moverse del sitio. Las personas ciegas o con discapacidad visual grave ya podrán ‘dar la vuelta al mundo’ a través de un globo terráqueo físico totalmente accesible, que acaba de ser presentado hoy por la ONCE y la Universidad Complutense de Madrid.
Se trata de una herramienta inclusiva pensada para su incorporación a las aulas donde estudian alumnos y alumnas ciegos, pero igual de útil para todas aquellas personas con discapacidad visual que quieran conocer en profundidad todos los detalles de la geografía mundial.
Esta iniciativa, que ha sido desarrollada por el Centro de Tiflotecnología e Innovación de la ONCE, permite a todas las personas con discapacidad visual conocer con detalle todos los accidentes geográficos del mundo, mediante la incorporación de una suma de diferentes adaptaciones táctiles y tecnológicas.
En palabras de Javier Gutiérrez, catedrático y director del departamento de Geografía, el globo “tiene un gran valor, no solo simbólico, sino pedagógico. De hecho, el globo terráqueo es el mundo es nuestras manos y ahora también en manos de las personas ciegas gracias a este proyecto desarrollado por la ONCE”.
Texturas y tacto
Además de ser un globo terráqueo visualmente al uso, incorpora una serie de colores que facilitan la identificación de los distintos accidentes geográficos para aquellos usuarios que tienen algo de resto visual. Y distintas texturas que ayudan a la persona ciega a identificar el espacio en el que se está “moviendo” ya que la tierra tiene una textura totalmente diferenciada del agua o de la montaña. También al tacto, se identifican los meridianos y paralelos, ya que estos presentan distintas alturas en el relieve.
Junto a esta diferencia de texturas, relieves y colores, la nueva bola del mundo incorpora una tecnología de última generación en el reconocimiento de la información que, provista de un puntero lector específico para personas ciegas denominado LEO, permite leer con una síntesis de voz, unas etiquetas que son totalmente invisibles sobre la superficie del globo y que identifican las distintas zonas geográficas y sus características.
Estas etiquetas facilitan una información específica de cada lugar en el que posicionas el dispositivo lector, ayudando a identificar al usuario ciego la zona en la que está interactuando.
Centros educativos
En una primera fase, se han producido 200 globos que la ONCE distribuirá a todos los centros educativos en los que estén escolarizados estudiantes con discapacidad visual.
Pero también estará disponible a través del CTI para todas las personas interesadas puesto que se trata de una solución innovadora, inclusiva e integradora, que pueden utilizar tanto niños como mayores, con o sin discapacidad. La tradicional bola del mundo, presente en muchos hogares y que enseñó geografía a muchas generaciones, ahora al alcance de las personas ciegas, especialmente de los más pequeños.