Dicen que Francia es el lugar en donde mejores quesos se comen. Os aseguramos que aquí en España tenemos quesos que le compiten cara a cara a todos esos quesos franchutes. Uno de ellos, por ejemplo, es el queso curado. Este queso que todos hemos comido y del que hay infinidad de variedades. Podemos encontrar el curado de cabra, de oveja, de vaca… También tiene múltiples usos en nuestra gastronomía. Tanto solo como acompañado está rico.
Sin embargo, en algo que nos ganan los franceses en saber conservar todos sus quesos. Nosotros los metemos en la nevera y ahí estamos cometiendo un gran error. Hay algunos quesos que, si necesitan frío, pero concretamente los quesos curados no necesitan frío. No debes meterlos en la nevera en ningún caso. De hecho, para su conservación no necesitan frío. Se mantienen perfectamente a temperatura ambiente.
El queso pierde sus propiedades en el frigorífico
Si metemos el queso en el frigorífico vamos a propiciar que el producto pierda gran parte de sus beneficiosas propiedades. También vamos a modificar su sabor. Un curado está, por así decirlo, ya hecho, no necesita terminarse de hacer. No necesita cuajarse en la nevera. Así que, si quieres tu queso perfecto día a día, mantenlo en una quesera, tapado, pero sin refrigerar.
Hay ocasiones, sobre todo en verano, que la temperatura es demasiado alta. Esto puede propiciar que el queso se endurezca. La temperatura también puede conllevar que el producto comience a criar microorganismo. En esta ocasión si es bueno meterlo en el frigorífico. Eso sí, tenemos que tener en cuenta que cuanto más lo metamos dentro del refrigerador, más sabor va a perder.
Cuando hace mucho calor, el queso suda y se seca, es por eso que se pone duro. Con el sudado, la temperatura y la humedad, la corteza puede crear unos microorganismos. Aunque los cree, si los retiras, el queso se puede seguir consumiendo perfectamente. Siempre en casos en donde sea mínima la parte de moho. Si hemos dejado uno por meses y está entero enmohecido, es mejor tirarlo.
La luz es oxidante
Eso sí, estos consejos solo hay que llevarlos a cabo con el curado, ya sea de oveja, de cabra o de vaca. El resto de quesos como el queso rallado, el blanco o el fresco hay que refrigerarlos. De lo contrario se van a echar a perder de forma rápida. El queso curado, cuanto más a temperatura ambiente esté, más se va a conservar con todas sus propiedades intactas.
Ahora la cuestión es cómo es la mejor forma de conservar un curado. Siempre que compremos un queso, debemos pensar en cuánto tiempo vamos a tenerlo como máximo, cuántos somos en casa y cuándo lo vamos a consumir. Un queso no es como un jamón, que se compra y puede aguantar meses. El queso se puede echar a perder si no lo conservamos correctamente.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de conservar un queso es la humedad y la temperatura. Hay una manera que puede hacer que el producto nos dure durante años. Si metemos el queso en aceite, este va a aguantar con todas sus propiedades el tiempo que queramos. Eso sí, debe estar permanentemente cubierto por el fluido. También hay otras opciones que son más sencillas que colocar el producto en un tarro lleno de aceite. También son más baratas.