El coronavirus ha afectado de lleno a todos los aspectos de nuestra vida. También el sueño, esas horas en las que parece que estamos en el limbo y soltamos amarras con la dura realidad cotidiana. La incertidumbre generada por el covid-19, las dificultades económicas, el miedo y la preocupación por la salud…Todo ello, lo queramos o no, tiene repercusiones en lo que pasa cuando estamos descansando. No es raro entonces que los casos de insomnio y los problemas de sueño se hayan multiplicado en los últimos meses.
Y esto viene siendo así desde los meses del confinamiento, entre marzo y mayo. En aquellos días era la novedad del teletrabajo, el estrés y la falta de ejercicio físico. Ahora, una vez superada aquella etapa, aunque con altas probabilidades de volver a la casilla de salida, son otras las causas que están alterando y dañando nuestra rutina de sueño y descanso. Y el insomnio pasa también factura cuando estamos despiertos.
4El insomnio viene de largo
No obstante, advierten los que saben, no podemos culpar solo a la pandemia. Ya desde mucho antes de la llegada del covid-19 nuestras sociedades tenían un problema grave de sueño. O, más bien, de falta del mismo. Según datos oficiales, solamente un tercio de los adultos en Estados Unidos duermen el mínimo de siete horas por noche que recomiendan los médicos.
Desde el comienzo de la pandemia esas cifras han empeorado todavía más. Entre 2015 y comienzos de 2020 había disminuido en un 11,3% el número de diagnósticos por desórdenes del sueño. Este año, entre el 16 de febrero y el 15 de marzo, dichos diagnósticos aumentaron en un 14,8% según los informes publicados por empresas farmacéuticas. Durante este verano, según un informa de la Kaiser Family Foundation, el 36% de los estadounidenses aseguraron sufrir dificultades para dormir debido a la pandemia.