En España las mascarillas son de uso obligatorio y se ha convertido en un artículo de primera necesidad, pero su precio es más alto que en otros países debido a que tributa al tipo del 21 por ciento y no a un IVA reducido. Cuál es la situación en otros países, qué propuestas se han contemplan en la Unión Europea y cómo incide todo esto en el bolsillo del consumidor.
Existen muchos artículos cuyo uso se convierte en primera necesidad y por lo tanto, periódicamente, las asociaciones de consumidores elevan sus peticiones para que se desgraven o se reduzca el porcentaje de IVA que deben tributar y así obtener un precio más justo y asequible para todos.
Hace un par de años trascendió el pedido de desgravar las toallas sanitarias y tampones. Ahora, es el turno de un producto que en cuestión de semanas pasó a ser de uso obligado para todas las personas que habitan el territorio español: las mascarillas.
Las personas deben adquirir una buena cantidad de mascarillas negras, mascarillas quirúrgicas y mascarillas de protección respiratoria que les permitan cumplir con la normativa vigente para evitar la propagación del covid-19. Pero su precio es superior en España, ya que tributan el mismo porcentaje de artículos que no son de primera necesidad: el 21 por ciento.
Propuestas de solución
Hace pocos días, María Jesús Montero, ministra de Hacienda, aseguró que en España es posible reducir el tipo del IVA de las mascarillas porque un reglamento europeo lo prohíbe. Pero la realidad es que en el mes de abril, la Comisión Europea que no sancionaría a los Estados por este motivo.
De hecho, fue ese mismo mes cuando el Diputado al Parlamento Europeo, Jordan Bardella, presentó una Propuesta de Resolución sobre la suspensión del sistema común del impuesto sobre el valor añadido para las mascarillas médicas en 2020.
En esta propuesta se considera que los tipos del impuesto sobre el valor añadido (IVA) están sujetos a la armonización de las legislaciones fiscales dentro del mercado interior, se fijan por los Estados miembros y no pueden ser inferiores a los tipos reducidos del 5 %, salvo que se disponga lo contrario. Pero “la crisis relacionada con la COVID-19 entra en el ámbito de los importantes requisitos de excepción con respecto a las medidas de armonización”, según se lee en dicho documento.
Además, en la propuesta se considera que “la crisis sanitaria de la COVID-19 genera importantes ventas de mascarillas de protección individual y respiratoria, así como de mascarillas quirúrgicas para la protección del entorno de los usuarios” y que como la salud y la seguridad de las personas es una prerrogativa de los Estados miembros “debe facilitarse su actuación, al igual que el acceso de los ciudadanos a los equipos de protección”.
El pedido es concreto: que la Comisión Europea “autorice a los Estados miembros la aplicación inmediata y hasta nuevo aviso de tipos de IVA libres y excepcionales para las mascarillas quirúrgicas y las mascarillas de protección respiratoria”.
Reducciones de IVA en otros países
La situación en España hace más ruido cuando se conoce la política desarrollada en otros países, también miembros de la Unión Europea.
En Francia, por ejemplo, la Comisión de Presupuestos de la Asamblea Nacional informó en el mes de abril que el órgano legislativo había aprobado una reducción del 20 al 5,5% de IVA. Y aún más allá se llegó en Austria, donde las mascarillas están completamente libres de impuestos.
En el caso de Italia, desde el 19 de entró en vigor la reducción al 0% del IVA. Por el mismo motivo, en Portugal, el precio de la mascarilla es cinco veces inferior al de España aun siendo países vecinos.
La obligatoriedad de la mascarilla
Lo cierto es que si el uso de la mascarilla no fuera obligatorio en España, no estaríamos calificándolo como un artículo de primera necesidad.
En algunos países como Noruega o Dinamarca la mascarilla no está recomendada para el uso de forma generalizada entre la población, sino que más bien se aboga por otras medidas como el distanciamiento físico. Son varios los países de Europa Occidental que restringen su uso obligatorio para el transporte público y/o espacios cerrados.
Es llamativo el caso de Suecia, por ejemplo, donde las autoridades continúan sin recomendar el uso de mascarillas por considerar que existe falta evidencia sobre su eficacia para evitar contagios.
Por otra parte, aun en los países más flexibles con la obligatoriedad de la mascarilla, sí se han adoptado medidas más firmes con el comienzo del curso lectivo. El regreso a las aulas ha marcado el uso obligado de mascarillas para alumnos y profesores en casi todos los países europeos, a partir de los 5 años de edad.
Mercado justo, mercado competente
A pesar de que la mayoría de los países miembros de la Unión Europea han reducido o eliminado el impuesto de las mascarillas, en España por ahora se insiste y reitera la imposibilidad de bajar la carga fiscal aunque las autoridades de Hacienda aseguran que el Ejecutivo trabaja para establecer un precio asequible y está en contacto con la Comisión Europea para evitar posibles sanciones.
Lo cierto es que las repercusiones de cualquier decisión al respeto repercuten en el funcionamiento del mercado y, por supuesto, en el bolsillo del consumidor que está obligado a comprarlas.
Un precio justo fomenta la sana competencia y por lo tanto, más oferta, más fabricantes, más movimiento de capitales, políticas de compras públicas, exportaciones, etc. Paralelamente, al haber mayor competencia, los precios se reducen para el consumidor final.
En pocas palabras, quitar o reducir el IVA en un artículo que se ha vuelto de primera necesidad no solo contribuye a la buena salud de los ciudadanos, sino también a la del sistema económico.