El covid-19 nos cogió a todos descolocados, y todavía lo estamos en buena medida. Aún nos encontramos muy lejos de conocer la naturaleza y los efectos del virus en profundidad. Poco a poco, y con cuentagotas, médicos e investigadores van descubriendo nuevos síntomas y efectos secundarios derivados de infectarse con coronavirus. En los últimos meses se ha sabido de efectos colaterales en el cerebro, en el olfato, en los pulmones y en el corazón.
Y siguen apareciendo más y más secuelas. La atención se centra ahora en los dedos de los pies, que es donde parece que puede notarse uno de los efectos secundarios más desconocido del covid-19. Hasta ahora habíamos oído hablar de la pérdida de gusto y olfato, de las dificultades respiratorias y del debilitamiento muscular, pero no del conocido como “dedos de los pies COVID”. El nombre médico del fenómeno es acroisquemia digital, que se parece mucho a lo que denominamos sabañones, técnicamente eritema pernio.
3Afecta a los niños
También desde España se han conducido investigaciones que profundizan en este síntoma del coronavirus. Un grupo de médicos del Hospital Niño Jesús de Madrid publicaron una investigación en British Journal of Dermatology sobre pacientes de pediatría que presentaban estos “dedos COVID”. Solamente en el mes de abril, en uno de los momentos más duros de la pandemia, entraron en las urgencias de ese hospital 30 personas que presentaban dicho síntoma.
En un principio, los sanitarios aventuraron que se trataría de las consecuencias secundarias del confinamiento. Ante la falta de actividad física, supusieron, se generan este tipo de infecciones en los dedos de los pies. No obstante, después de varias pruebas, los médicos comprobaron que había trazas de virus en la piel aunque los niños diesen negativo en la prueba PCR.
También en Valencia un grupo de pediatras alertó en el mes de abril de la alta incidencia de este tipo de lesiones en menores. También ellos sospecharon que podría tener algún tipo de relación con el coronavirus. Luis Carlos Blesa, presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría, dijo que se trataba de un fenómeno “para nada habitual, es infrecuente”.