Las repercusiones de la pandemia del coronavirus no afectan solamente al cuerpo y al sistema respiratorio. Tantos meses de incertidumbre, de miedo y de tensión están pasando factura. No en vano, desde la llegada del covid-19 se estuvo hablando de una “pandemia de salud mental”, y muchos sanitarios del ramo han dado la voz de alarma en este sentido. Estrés, ansiedad y depresión son dolencias psíquicas que están afectando a cada vez más personas, en nuestro país y en todo el mundo.
La aparición de estos trastornos psicológicos está íntimamente ligada a las condiciones de vida de las personas. La pérdida de garantías y de seguridad vital, las malas perspectivas económicas y el hundimiento de los planes de futuro son devastadores para la salud mental de cualquiera. Es por ese motivo que urge que las autoridades sanitarias se tomen en serio el gravísimo problema de salud psicológica que ya tenemos encima. Pero, mientras que las instituciones espabilan, hay cosas que están en nuestra mano para conseguir un mayor equilibrio mental.
5Un tratamiento sin estigma
Tras la investigación quedó claro que la meditación mindfulness es vital para conseguir un descenso significativo de la ansiedad. “La meditación mindfulness es un tratamiento gratuito y no estigmatiza a los pacientes”, continúa la doctora, “y, además, nuestros descubrimientos confirman que es capaz de fortalecer la resiliencia de los pacientes”. De todos modos, reconoce que los resultados no fueron tan sorprendentes.
Ya en el año 2009 un estudio de la Universidad de Harvard obtuvo resultados muy similares. Sin embargo, en dicho estudio los pacientes no estaban diagnosticados con trastorno de ansiedad generalizada. “Aquel estudio se centró en individuos saludables que se sometieron a esta rutina de ocho semanas de meditación para reducir el estrés. Lo que descubrió fue una reducción de la actividad en la amígdala, que es la parte del cerebro que estimula el estrés”.
Ahora, el equipo busca aplicar ese mismo tratamiento a personas que padezcan otro tipo de trastornos psiquiátricos. La intención es comparar la efectividad de la meditación con los fármacos psiquiátricos.