Investigación permite cuadruplicar las cuevas decoradas en el País Vasco en la última década

Una línea de investigación del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) ha permitido cuadruplicar las cuevas decoradas en el País Vasco en la última década, ha informado hoy la Universidad de Cantabria (UC).

El trabajo de investigadores como Diego Gárate, del IIIPC, ha nivelado la disparidad que existía en las cuevas con arte rupestre de la zona franco-cantábrica, desde Asturias hasta Francia. Hasta hace diez años, la comparación entre Cantabria, cuna de la investigación prehistórica y donde hay medio centenar de cavidades con pinturas y grabados, y el País Vasco, donde había solamente seis, era demoledora.

«Era chocante, sorprendente e incomprensible este déficit de cuevas decoradas según nos desplazamos hacia el Pirineo y una de las principales hipótesis que manejamos para explicarlo es una escasa o menos exhaustiva investigación», ha señalado el arqueólogo.

Aparte de otros factores que influyen como la geología –menos roca caliza y por tanto menos cuevas– o los usos –zonas más habitadas y con minería intensiva o canteras– había otra razón como es que «simplemente no se encuentra lo que no se busca».

Gárate ha explicado que la mayoría de las cuevas con pinturas que han localizado ya se conocían, estaban abiertas, eran muy frecuentadas por las gentes del lugar e incluso habían sido objeto de excavaciones arqueológicas durante buena parte del siglo XX. No se localizó el arte antes porque las actividades más simbólicas se ubican en zonas «ocultas, profundas o inaccesibles».

«Nuestros antepasados conocían el medio subterráneo a la perfección y hoy en día, para reproducir ese tránsito, se necesita material específico y la colaboración de espeleólogos», ha indicado.

Este proyecto de prospección en cuevas con yacimiento arqueológico ha tenido resultados «bastante exitosos», con el descubrimiento de 22 nuevos registros de arte rupestre en esta zona oriental de la Cornisa Cantábrica, en colaboración con espeleólogos y otros arqueólogos.

Unos descubrimientos que ayudarán a redefinir «lo que conocíamos sobre este arte paleolítico tan concentrado en el Cantábrico, Pirineos y zona de la Dordoña», ha avanzado Gárate.

De hecho, estos descubrimientos están ayudando ya a matizar ideas respecto a los territorios gráficos, pues hay épocas con un arte más regional y en otras está más globalizado.

ESTILOS ARTÍSTICOS

El investigador del IIIPC se ha referido en concreto a los resultados publicados en la revista PlosOne sobre el arte de las cuatro cuevas de la colina de Aitzbitarte (Rentería), muy cerca de San Sebastián y que data de hace 27.000 años. «Tres de ellas tienen un estilo artístico que no conocíamos en el Cantábrico y que está muy ligado a lo que sí aparece en Francia» (propio del periodo gravetiense).

El artículo ha sido firmado por Gárate junto a investigadores de la Universidad de Salamanca, el Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH) y la Universidad del País Vasco.

Los singulares grabados analizados, que fueron hallados en 2016, son de bisontes y otros animales representados en vista frontal y con detalles como la figuración del pelaje o las pezuñas.

SOCIEDADES COMPLEJAS

Los descubrimientos de nuevas cuevas arrojan gran cantidad de datos útiles para conocer mejor a las sociedades prehistóricas. El arte aporta mucha información sobre cómo vivían y se organizaban esas sociedades «bien asentadas y complejas, con unos movimientos migratorios muy planificados para aprovechar los recursos de los diferentes ecosistemas».

Se desprende por tanto la existencia de unas estrechas redes de contacto que explican la aparición de figuras con las mismas convenciones estilísticas que las encontradas en zonas como Marsella, a más de 700 kilómetros de distancia.

No es que esas personas se desplazaran hasta allí, sino que había redes a través de las que compartían tecnología, conocimientos, formas de hacer las cosas y de entender el mundo. El artista que decoró estas cuevas no las realizó por inspiración propia: estaba sujeto a unas normas muy específicas que se transmiten de generación en generación a lo largo de cientos de kilómetros», ha comentado el investigador.

Para ir avanzando en esta línea de investigación, el científico seguirá procesando y analizando la ingente cantidad de información obtenida en los últimos años, al tiempo que se siguen explorando nuevas cavidades en un trabajo que cada vez es más pluridisciplinar.

El IIIPC es un centro mixto de la Universidad de Cantabria, el Gobierno de Cantabria, el CSIC y Banco Santander.