El director iraní Ahmad Bahrami competirá por la Espiga de Oro de esta 65 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con ‘The Wasteland’, un poético drama en blanco y negro sobre la pobreza inspirado en el cine de Abbas Kiarostami y Béla Tarr.
Desde la elección del formato (4:3), pasando por el blanco y negro o los movimientos de cámara o los delicados personajes, atrapados en la eterna anáfora, todo parece destilar poesía en el largometraje de Bahrami.
En el desierto iraní se erige la chimenea de una fábrica de ladrillos que emplea métodos tradicionales en la mano de obra y arcaicos en lo que respecta a derechos humanos. No obstante, incluso en este recóndito lugar del mundo, el amor se abre paso entre el polvo y el barro. Lotfollah, un hombre de 40 años nacido y criado en la fábrica que ejerce como intermediario entre el jefe y los trabajadores, lleva toda su vida enamorado de la misteriosa Sarvar.
La vida transcurre de forma monótona entre los ladrillos, bajo los que los trabajadores parecen sepultar sus aspiraciones vitales. Pero un buen día, el jefe, quien les debe prácticamente un año de sueldo, cita a todos los empleados para comunicarles el cierre inminente de la fábrica. Esta noticia, vivida desde diferentes puntos de vista, funciona como excusa para repasar las condiciones en las que trabajan y conviven varias familias de distintas etnias.
«El motivo del blanco y negro se debe a que el ser humano tiende a ver las cosas de uno u otro color», ha explicado el director del filme, Ahmad Bahrami, durante la rueda de prensa posterior a la proyección.
Por otro lado, ha añadido que para expresar la «monotonía» buscó un escenario en el que encajasen esas constantes repeticiones: «En nuestro país existían unas 10.000 fabricas de ladrillos como la que recrea la película, de las cuales 9.000 ya no funcionan o han reorientado su producción».
En este sentido, el productor de la cinta, Saeed Bashiri, ha destacado que «Irán es un país enorme en continuo proceso de cambio y que la realidad que muestra la película es completamente actual».
Además, ha confesado que cuando tuvo el guion en sus manos, vio algo «increíble» que mostrar. «Me enamoré de la película; el tema, los lazos entre personajes y también el conflicto entre el jefe y el intermediario», ha afirmado.
Por su parte, la directora de casting y esposa del director, Nahid Azizi, ha subrayado el «privilegio» de vivir tan de cerca la película, más sabiendo lo que había en la mente del director y sobre la elección, ha explicado que siempre tuvo en cuenta la necesaria «delicadeza» de los personajes, que han ayudado a mostrar al mundo una realidad a la que se es completamente ajeno fuera de Irán.
La película, ha agregado Azizi, «muestra una parte oscura de la realidad y aunque el cine no puede cambiar el mundo sí puede hacer mirar a otros rincones para girar un minuto el cuello y ver a esa gente.