Fácil, sencillo y delicioso. Ideal para esas tardes tontas y golosas, sin mucho que hacer, en la que nos apetece meternos una sobredosis de azúcar. Porque el caramelo líquido es, al fin y al cabo, un complemento para acompañar nuestros postres. Por ejemplo, un flan, un bizcocho o un tocinillo de hielo. Aunque eso de hacer caramelo parezca brujería de alta cocina, tranquilo. Nada más lejos de la realidad.
La otra opción para hacer caramelo líquido, usando un cazo y poniéndolo al fuego, es bastante similar a esta. Hay quien dice que el sabor no es exactamente el mismo si se cocina a microondas que si se hace al fuego. Además, puede ser que cocinarlo en olla nos facilite más controlar la temperatura y la cocción del caramelo.
Pero es importante ser una persona de recursos, y quién sabe cuándo puede necesitar uno hacer caramelo sin tener un fuego y un cazo a mano. Esta es una receta rápida, casi instantánea, que te puede solucionar la merienda en un periquete. ¡Empezamos!
4Retirarlo a tiempo
Hacer caramelo es un poco como ir a la guerra: lo más importante es retirarse a tiempo. Eso es precisamente lo que tenemos que hacer en cuanto veamos que el caramelo empieza a ponerse dorado. No dejes que se oscurezca un poco más, porque se quemará y cogerá un sabor amargo.
Cuando lo hayas sacado, déjalo un rato en reposo para que se enfríe y dejen de salir burbujas. En cuanto transcurra ese tiempo, ya puedes verterlo en las flaneras, comértelo a cucharadas o disfrutarlo como mejor te parezca. ¡Que aproveche!