La pandemia ha aumentado el número de pacientes con trastorno de la conducta alimentaria, según han avisado expertos de la Clínica López Ibor, quienes recuerdan, aludiendo a datos de la Fundación Fita y de la Asociación Española para el estudio de los trastornos de la Conducta Alimentaria, que estos problemas suelen cursar por episodios, en uno de cada cuatro casos se pueden convertir en una patología crónica y en un 60 por ciento de los casos los pacientes tienen tendencia a la recaída.
Además, estos pacientes pueden presentar otras patologías psiquiátricas asociadas, como por ejemplo, depresión, ansiedad, trastornos de personalidad o abusos de drogas. La anorexia nerviosa y la bulimia son los TCA más frecuentes en la adolescencia, mientras que la prevalencia de los trastornos por atracón es superior en edades adultas y en hombres.
No obstante, los expertos han avisado de que en los últimos meses se han agravado estas situaciones debido a las situaciones que vivimos desde el pasado mes de marzo. «Por ello el tratamiento y la prevención tienen que tener como objetivo, además del restablecimiento físico, el desarrollo de la autoestima, la gestión de emociones y la creación de una escala de valores lejos de los estereotipos», ha explicado el psiquiatra especializado en Trastornos de Conducta Alimentaria de la Clínica López Ibor, Guillermo Pardo.
La afectación en la vida del paciente es múltiple, por lo que el tratamiento de los TCA debe ser multidisciplinar, algo que se lleva a cabo en la nueva unidad de la Clínica López Ibor con nuevos espacios y habitaciones específicos, para estos pacientes.
En la nueva planta recién inaugurada trabajan con un plan individualizado de tratamiento que se adapta a su situación física, psicopatología y motivacional, que abarcará tanto el tipo de intervenciones como el nivel de supervisión necesario y que se ajusta a medida que el paciente avanza por las fases del proceso terapéutico.
En este sentido, la psicóloga experta en estos trastornos de la propia Clínica López Ibor, Ester Silva, ha informado de que los objetivos principales de este programa y unidad son la normalización del peso, corregir las conductas alimentarias inadecuadas, los sesgos cognitivos y la distorsión de la imagen corporal asociados al trastorno.