Todos conocemos esa sensación. De pronto, sin que entendamos muy bien por qué, empezamos a hipar sin poder parar. Es siempre un momento incómodo y que, aunque no vaya a suponernos ningún problema serio de salud, nos urge atajarlo lo antes posible. ¿Y quién no ha oído decenas, tal vez cientos de trucos que, se supone, ayudan a combatir el hipo y cortarlo de raíz?
Lo cierto es que no existen muchos estudios científicos que hayan analizado en detalle esta cuestión. No hay nada definitivo que nos permita garantizar por qué de una forma sí y de otra forma no. Pero sí que hay trucos más o menos útiles y eficaces para acabar rápido y de forma segura con esa sensación tan molesta del hipo.
4Respiración y postura
Esta es una de las vías más habituales para desembarazarse de los ataques de hipo. Dentro de este campo hay numerosas propuestas que pueden ayudarnos a dejar de hipar como condenados. Uno de los consejos más extendidos es el de empezar a respirar de una forma muy pausada, contando hasta cinco para inhalar y lo mismo antes de exhalar.
Otra forma puede ser mantener el aire en los pulmones durante diez o veinte segundos y, transcurrido ese tiempo, ir soltándolo muy poco a poco. También funciona respirar en una bolsa de papel, como las del mareo, en la que coger y expulsar aire lentamente.
También hay ciertas posturas corporales que pueden ayudarnos a recuperar la normalidad. Una de ellas es la de abrazar las rodillas: siéntate en un sitio confortable, acércate las rodillas al pecho y manténlas así abrazadas durante unos dos minutos. Una forma más cómoda pasa por agacharte hacia adelante y comprimir así tu pecho, lo que, en teoría, sirve para presionar al diafragma.
