El Vaticano ha reivindicado la eficacia «eclesiológica y pastoral» del acuerdo con China para establecer un sistema conjunto en la designación de obispos, uno de los temas más espinosos que dificultan el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos Estados rotas desde hace casi 70 años, al tiempo que ha manifestado que «ya no habrá ordenaciones ilegítimas».
«Ya ahora por primera vez en muchos decenios, todos los obispos de China están en comunión con el obispo de Roma, y gracias a la implementación del acuerdo, no habrá más ordenaciones ilegítimas», ha señalado el Vaticano claro en un editorial publicado en el diario ‘L’Osservatore Romano’.
Con la renovación del acuerdo hasta octubre del 2022 se confirma el sistema ya aprobado en el 2018 para permitir a los católicos chinos tener obispos, que están en comunión con Roma y por tanto que respeten al Papa como autoridad suprema, pero al mismo tiempo que sean reconocidos por las autoridades chinas. El Vaticano ha dejado que el principal objetivo del acuerdo provisional es «sostener y promover el anuncio del Evangelio en esas tierras, reconstituyendo la plena y visible unidad de la Iglesia». Así ha señalado que los motivos principales que han guiado a la Santa Sede en este proceso son «fundamentalmente de naturaleza eclesiológica y pastoral».
No obstante, el Vaticano también ha evidenciado que se trata de un acuerdo provisional ya que «no han sido afrontadas todas las cuestiones abiertas o todas las cuestiones que suscitan algún tipo de preocupación para la Iglesia». Así ha manifestado que el contenido principal del acuerdo en la nominación episcopal un tema que han definido «decisivo e imprescindible» para garantizar la vida ordinaria de la «Iglesia en China, como en todas las partes del mundo».
Del mismo modo, el Vaticano ha defendido que gracias a este acuerdo han sido nombrados dos obispos Mons. Antonio Yao Shun, de Jining, Región autónoma de Mongolia Interior y Mons. Stefano Xu Hongwei, en Hanzhong, Provincia de Shaanxi. «Estadísticamente pueden no parecer un gran resultado, pero esto representa un buen inicio con la vista puesta en la esperanza de poder alcanzar de forma progresiva otras metas positivas», señalan en el artículo en el que también ha ilustrado la parálisis de este proceso debido a la emergencia sanitaria por la pandemia.
Asimismo, el Vaticano ha señalado que el «objetivo pastoral» de la Santa Sede es «ayudar a los católicos chinos» que han estado divididos durante mucho tiempo y ofrecer a su vez «señales de reconciliación» de «colaboración» y de «unidad». No obstante, también ha reconocido que «siguen existiendo no pocas situaciones de gran sufrimiento». «La Santa Sede lo sabe y lo tiene en cuenta, y trata de pilotar la atención del Gobierno chino para favorecer un ejercicio más fructífero de la libertad religiosa». «El camino es largo y no está exento de dificultades», ha remachado.