Un padre es siempre la viva imagen de la preocupación. ¿Qué es lo mejor para un hijo?, ¿cómo cuidarlo?, ¿qué hacer que crezca sano?, ¿cómo evitarle riesgos y peligros? Un quebradero de cabeza que no se termina nunca. No hay una fórmula única y definitiva, ni una receta que garantice una infancia feliz y saludable. Cada uno es cada uno y sus circunstancias, y cada niño tendrá sus peculiaridades.
Nadie será lo suficientemente osado como para ofrecer una respuesta definitiva para garantizar la salud de un niño. No obstante, un grupo de científicos de la Universidad de Australia Sur acaba de presentar una “receta” para conseguir que los niños crezcan con unos huesos fuertes y saludables. Algo es algo.
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Un “día ideal” para la salud de los huesos de un niño no se acaba ahí. Al margen de la actividad, es importante el reposo. Lo perfecto sería que el niño pasase unas ocho horas al día desempeñando actividades sedentarias: leer, estudiar, hacer deberes o asistir a clase.
El doctor Dot Dumuid, uno de los líderes de la investigación, afirma que los descubrimientos constituyen pistas claras y útiles para padres, cuidadores y sanitarios que persiguen garantizar la buena salud de los niños. Sobre todo, la de sus huesos.
“Las actividades que llevan a cabo los niños a lo largo de las 24 horas del día son importantes para sus huesos. No obstante, hasta ahora no sabíamos con exactitud cuál era la combinación perfecta”, asegura Dumuid.