La digitalización y la sostenibilidad están condenados a ir de la mano. La tecnología debe ayudar a construir una sociedad más sostenible y las empresas están empezando a ver que, además de ser una cuestión ética, este camino es rentable a nivel financiero. Las industrias están reinventando sus procesos y el uso de tecnologías de vanguardia, junto a un análisis inteligente de los datos, pueden acercarnos a un futuro más eficiente.
«La digitalización y la sostenibilidad se han convertido en un binomio indivisible. Las llamadas transición digital y transición ecológica son prácticamente omnipresentes en la agenda institucional y legislativa, y los principales actores industriales a nivel nacional e internacional dan por hecho que una revolución no puede darse sin la otra», plantea Marc Gómez Ferret, consejero delegado y presidente de ABB en España, empresa que ha aumentado sus beneficios gracias a la venta de tecnologías que contribuyen a prevenir el cambio climático (que suponen un 65 por ciento de su facturación total).
ABB cuenta con una experiencia de más de 40 años digitalizando y actualmente tiene instalados más de 70 millones de dispositivos con conectividad en todo el mundo en todo tipo de sectores como fábricas de producción continua, discreta, medios de transporte como ferrocarriles y barcos, o infraestructuras y hogares. Nuestra base instalada y nuestra experiencia en estos sectores nos permite identificar el potente vínculo existente entre digitalización y sostenibilidad», añade Marc Gómez, en declaraciones a Europa Press.
Entre el amplio abanico de tecnologías disponibles actualmente, el directivo destaca algunas de las tendencias tecnológicas que hoy en día ya están sirviendo como palanca para un desarrollo más sostenible y que tendrán un papel aún más relevante en los próximos años.
MOVILIDAD MINIMALISTA Y CONECTADA
Uno de los aspectos claves es la movilidad. La pandemia ha obligado a reducir a niveles mínimos los movimientos y un informe de publicado por Greenpeace, durante las dos primeras semanas de confinamiento bajo el Estado de Alarma -declarado en marzo de 2020- las emisiones de NO2 en Madrid y Barcelona se desplomaron alrededor de un 60 por ciento.
«Los análisis hechos durante el confinamiento confirman que la movilidad más sostenible es aquella que no se produce», señala Marc Gómez, que insta a aprovechar las ventajas que ofrecen las tecnologías para fomentar el teletrabajo e incrementar la gestión y los modelos de prestación de servicio en remoto.
ABB ha implantado en tiempo récord en su centro de servicios avanzados para motores eléctricos en Madrid un nuevo servicio que hace viable que los clientes puedan supervisar las labores de mantenimiento o reparación de sus motores en tiempo real, sin desplazarse de sus hogares u oficinas, mediante la incorporación de cámaras y monitorización en remoto de los datos recopilados.
Pero por mucho que se reduzca, los vehículos seguirán circulando. La automatización, impulsada por la inteligencia artificial y la conectividad IoT es un elemento que abre las puertas a modelos de movilidad mucho más eficientes en este sector. El primer ferry autónomo habilitado con tecnología ABB ya es una realidad y mediante tecnologías de optimización de rutas marítimas -que contemplan aspectos como la meteorología- se consigue mejorar la seguridad y la eficiencia energética en el transporte de mercancías.
Actualmente el 90 por ciento del comercio mundial se lleva a cabo transportando las mercancías por mar. «Si aplicamos estas tecnologías de optimización se podría ahorrar una cantidad enorme de energía anualmente, con un gran impacto en la reducción de emisiones de CO2», explica Marc Gómez, que apuesta además por reconvertir la propulsión de una parte importante de estas flotas a eléctrica. Un ejemplo que ya se está viendo también en otros tipos de transportes.
PRODUCCIÓN DE CERCANÍA
La tendencia de grandes desplazamientos a grandes urbes es otro de los retos a abordar. Se estima que en 2050 cerca del 65 por ciento de la población vivirá en grandes ciudades y, al mismo tiempo, se prevé que anualmente la población humana siga creciendo hasta alcanzar en 2050 los 9.000 millones de personas.
Para alimentar a toda esa población se necesitaría en torno a un 35 por ciento más de superficie, lo cual supondría deforestar gran parte de los bosques. En este sentido, los expertos apuntan a la digitalización como una solución a este problema, llevando el concepto de ‘huerto urbano’ a algo mucho más ambicioso y aprovechando las ventajas ambientales que tiene la producción de cercanía para fabricar o generar alimentos allí donde se van a consumir.
«Actualmente producimos comida en dos dimensiones, y no aprovechamos la tercera dimensión, es decir, la altura. La digitalización nos va a permitir hacer viables en las ciudades grandes granjas urbanas que aprovechen el cultivo en diferentes niveles ahorrando hasta cerca de un 90 por ciento del agua de irrigación y evitando los pesticidas. Las tecnologías de automatización de riesgos, la domótica para aprovechar la luz solar o los sistemas digitales de control de la climatización serán esenciales para hacerlo posible», señala Marc Gómez.
Las tecnologías digitales también favorecen la producción de cercanía más allá de los alimentos, ya que actualmente es sencillo instalar microfactorías en cualquier ciudad, o pueblo, fomentando también la producción en núcleos rurales fuera de las grandes ciudades, mediante soluciones modulares que incluyan poco más que algún robot, impresoras en 3D y los equipos eléctricos y conectividad necesaria para hacerlos funcionar.
ELECTRICIDAD ‘DIGITAL’ DE PRINCIPIO A FIN
El cambio también tiene que llegar al sector eléctrico. Cuando se habla de ‘electricidad digital’ de principio a fin los expertos se refieren a la digitalización de toda la cadena de valor de la energía, desde su generación hasta su consumo. «Sólo una red eléctrica completamente digital va a tener la suficiente ‘inteligencia’ como para permitir la incorporación masiva de energías renovables al sistema energético», explica Marc Gómez.
Para hacer un buen uso de esta energía, sin malgastarla y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, será clave la automatización de edificios. A modo de ejemplo, actualmente se estima que las tecnologías domóticas permiten ahorrar hasta un 10 por ciento de la energía consumida en los edificios.
Por último, el directivo de ABB explica que la idea de que la digitalización genera desempleo es errónea y afirma que los datos actuales demuestran que las tasas de digitalización y creación de empleo están vinculados, poniendo como ejemplo a países como Alemania o Corea del Sur. «La digitalización o la automatización no conllevan una pérdida neta de empleo. De hecho, si nos centramos en nuestro país, todos estos cambios requerirán de la creación en España de cientos de miles de nuevos empleos para ser implementados.», ha apostillado.
Hace tan sólo unos pocos años, se estimaba que la digitalización podría suponer una creación de alrededor de 1.300.000 nuevos empleos en España en el periodo de 2017 a 2020. Hoy en día, tras la pandemia de la Covid-19, y el aumento de las tecnologías de la información, todavía se desconoce todo el potencial de creación de empleo que la digitalización tendrá en los próximos años.
«Las tecnologías digitales avanzan a una velocidad vertiginosa. El reto consiste, por lo tanto, en ser igual de rápidos en adaptar las trayectorias curriculares de los estudiantes de hoy en día, pero también los programas de formación y reciclaje que las empresas llevan a cabo con sus empleados. Se trata de conseguir que todos ellos estén preparados para las nuevas posiciones que se van a ir creando en los próximos años, de forma que nadie se quede atrás en esta transición», concluye Gómez.