La operación bikini, por fortuna, todavía nos queda lejos. Antes de llegar allí aún nos quedan los atracones de navidad, aunque este año tendrán que ser distintos. Y luego, el 1 de enero con su retahíla de promesas para el año nuevo. Entre ellas, una de las más frecuentes es la de ponerse a dieta y perder peso. Muchos lo intentan año tras año, y año tras año fracasan sin saber muy bien qué hacer para conseguir bajar peso de una vez.
Desde programas de televisión y otros púlpitos se insiste siempre en que se trata, al fin y al cabo, de una cuestión de voluntad. De tener claro lo que queremos e insistir sin dejarnos llevar por caprichos o tentaciones. Ojalá se tratase solo de eso, pero la cuestión es bastante más compleja. Una reciente investigación de una universidad israelí ha descubierto algunos de los mecanismos biológicos y psicológicos que influyen en nuestro comportamiento a la hora de seguir una dieta para perder peso.
2Vista y olfato
“Para nuestra sorpresa, hemos descubierto que mientras las funciones ejecutivas más elevadas, como la de contener nuestra conducta, son decisivas para perder peso. Pero eso no queda reflejado en los patrones de conectividad del cerebro”, explica Gidon Levakov, del departamento de ciencias cognitivas y del cerebro de la universidad israelí.
“En consecuencia, hemos descubierto que la pérdida de peso no es simplemente una cuestión de voluntad. En realidad, tiene mucho más que ver con señales básicas visuales y olfativas”, concluye el investigador.
El estudio, bajo el título “Neural correlates of future weight loss reveal a possible role for brain-gastric interactions”, ha sido publicado en la revista científica Neuroimage.