Después de una semana en la que se ha cuestionado su fidelidad a Irene Rosales, Kiko Rivera decidía dar la cara y sentarse en el plató de «Sábado Deluxe» para entonar el mea culpa y confesar no sólo una deslealtad a su mujer sino el mal momento personal por el que atraviesa de unos meses a esta parte. El hijo de Isabel Pantoja, desanimado y más sincero que nunca, ha confesado que tiene una depresión y que necesita buscar ayuda para superar este bache que le ha convertido en una persona triste, apática y sin ganas de seguir adelante.
Unas declaraciones durísimas que han preocupado a todos los que quieren al Dj, empezando por una afectada Isabel Pantoja, que no dudaba en intervenir telefónicamente en «Sábado Deluxe» para mostrar su apoyo a su hijo y decirle que va a superar este difícil momento personal.
Horas después de sus confesiones más dolorosas en el programa de Mediaset, Kiko llegaba a su Sevilla natal tan serio como de costumbre y sin ganas de hablar. Y es que, si no hay un suculento cheque de por medio, el hijo de Paquirri no da ni los buenos días a la prensa.