La autopsia, la aspiración de las vías respiratorias y la reanimación cardiopulmonar se encuentran entre la lista de procedimientos médicos que plantean un mayor riesgo de propagación de COVID-19 de un paciente a su médico mediante la creación de aerosoles, según una nueva investigación publicada en la revista ‘BMJ Open Respiratory Research’ por un equipo internacional de expertos.
El equipo, dirigido por el profesor de medicina de la Universidad de Alberta Sebastian Straube, llevó a cabo una revisión sistemática de las directrices de salud pública, los documentos de investigación y los documentos de políticas de todo el mundo para determinar qué procedimientos se clasifican como generadores de aerosoles.
«Lo que buscábamos era entender qué procedimientos generan aerosoles y, por lo tanto, requieren un grado más alto de equipo de protección personal. Cuando hay un acuerdo del 80 por ciento de una serie de documentos de origen diferentes, estamos razonablemente seguros de que, sí, la clasificación de estos procedimientos como generadores de aerosoles es exacta», explica Straube, quien también dirige la división de Medicina Preventiva de la Facultad de Medicina y Odontología.
El equipo de 19 investigadores canadienses, británicos y estadounidenses se reunió para compartir su experiencia al comienzo de la pandemia de COVID-19 y han publicado revisiones rápidas sobre la eficacia de las mascarillas respiratorias frente a las quirúrgicas, la protección ocular y las fundas para zapatos.
Un aerosol es una suspensión de finas partículas sólidas o líquidas en el aire. «Las partículas más grandes se asientan a una distancia razonablemente corta, y se denominan ‘gotas’ en el contexto del control de infecciones. Las partículas más pequeñas pueden viajar como aerosoles en las corrientes de aire, permaneciendo en el aire por más tiempo y distribuyéndose en una amplia área», argumenta Straube.
El investigador apunta que el objetivo es evitar que los profesionales sanitarios se infecten con COVID-19, tanto para protegerlos de enfermedades graves como para mantener los niveles de personal en los sistemas sanitarios durante la pandemia.
Los trabajadores sanitarios que realizan procedimientos de generación de aerosoles deben usar respiradores con filtro, conocidos como mascarillas N95 o FFP2, junto con otros equipos de protección individual (EPI) como guantes, batas y protección ocular.