Dicen que cuando una persona que está a tu lado, que es intocable y que tiene buena imagen, comete un error garrafal por el que se le juzga y se desenmascara, te hace bueno. Esto podríamos decir, es lo que le ha pasado a la Reina Letizia, quien siempre ha sido muy criticada y analizada con lupa por no ser de sangre azul. Y es que claro, una mujer, periodista, de ideales contrarios a la Monarquía y divorciada de su primer marido era impensable que llegase a la Casa Real de España… porque por aquel entonces estaba mal visto.
La Reina Letizia se ha convertido en la mejor representación para España de la Monarquía. Se la ha hecho buena, si es que algún momento no lo fue, con todas las polémicas y escándalos que han salido a la luz por parte de los miembros de la Familia Real: un rey emérito que tiene que abandonar el país, la Infanta Cristina sentada en un banquillo, su marido en prisión… Al final, de la que más se quejaba, más ejemplo de responsabilidad y honradez ha dado, junto con su marido, el Rey Felipe VI.
Ayer en los Premios Princesa de Asturias, además de unos padres orgullosos de sus dos hijas, pudimos ver a un matrimonio que se apoya en los peores momentos de la Monarquía en este país, cuanto más está siendo cuestionada. Y es que lo cierto es que desde la salida del rey emérito, muchas han sido las críticas que ha recibido.
La Reina Letizia no solamente es ejemplo e imagen de la institución, también es el bastón de apoyo del Rey Felipe VI en los peores momentos para él. Un rey que ha tenido que ‘destronar’ a su padre, ver como su hermana se sentaba como acusada y ver a su cuñado entrando en prisión… además de sentir el pesar de una madre que se ha visto arrastrada a la humillación pública constante.