Las de “Misión Imposible” están en el grupo de esas películas que todos hemos visto en alguna ocasión. Con toda nuestra atención o de fondo mientras dormimos la siesta, enteras o a cachos, en orden o según las echasen por la tele. Tom Cruise hizo en ellas uno de los papeles por los que será recordado en la posteridad. Pura adrenalina, acción, intriga y también algo de glamour. Un James Bond un poco más moderno y menos inglés.
También es “Misión Imposible” parangonable a películas como “Bourne” o “Ethan Hunt”. Puro cine de espías, aunque cada cual con sus singularidades. Lo que claramente distingue a “Misión Imposible” de las demás son sus escenas de acción grandilocuentes e inverosímiles. Fantasmadas con mucha frecuencia, pero eso no le quita interés a la película. Más bien al contrario: los espectadores de “Misión Imposible” quieren explosiones, tiroteos, caídas al vacío, persecuciones de locura…Y los guionistas les dan lo que piden.
2Infiltrándose en el edificio de la CIA
Esta parte de la primera película es también un ejemplo paradigmático de suspense bien llevado. El espectador, en su sofá, está con el corazón en un puño, como si fuese él mismo el que está colándose en el cuartel general de la inteligencia estadounidense.
A ello contribuye en buena medida el silencio de toda la escena. No se oye nada, lo cual hace que nos metamos todavía más en la situación. La coyuntura es de riesgo máximo. No en vano, Ethan y los suyos se han colado en un cuartel de la CIA para robar unos documentos secretos.
Como no son tontos y saben cómo se las gasta la CIA, son conscientes de que el más mínimo fallo es sinónimo de cárcel en el mejor de los casos, y de muerte en el peor. No es ninguna broma. No hacen falta explosiones ni fuego ni disparos para tener conquistar al espectador de películas de acción. Siempre se de agradecer la delicadeza y la elegancia.