El salmón es uno de los pescados más ricos y sabrosos que se puede comer. Además, es que es muy polivalente y se puede cocinar de muchísimas maneras. Eso sí, este pez necesita ser cocinado con cuidado para que quede en su punto. Si nos pasamos de cocción, quedará seco. Y si no lo hacemos demasiado, arruinará el plato con su crudeza. La carne de este pez naranja es jugosa y apenas sin espinas.
Además, es que es un alimento muy sano y saludable. De hecho, es uno de los pescados más alimenticios del mundo. Este pescado, que nace en agua dulce, llega al mar para crecer y desarrollarse y vuelve al río a poner sus huevos. Esta migración hace que desarrolle esa masa muscular tan rica a la hora de cocinarla. Sin embargo, estuvo a punto de extinguirse debido a la sobrepesca. Es rico en proteínas y omega tres. Si lo comemos cocinado, vamos a darte algunos consejos para que le des su punto ideal.
4La piel en el cocinado
Un salmón a la brasa quizás es el salmón más rico de comer. En este caso, la piel es un componente muy importante porque retiene los jugos y tiene una textura crujiente impresionante.
Para el horno también es válido este argumento y la piel solo va a mejorar el sabor y la textura del pescado. Así que, si el salmón nos gusta con todos sus jugos y tierno por dentro pero crujiente por fuera, no retires la piel.
En caso de que lo vayamos a consumir en crudo, ya sea como sushi o sashimi, sí que deberemos retirar la piel y dejar solo la carne. Eso sí, deberemos tener mucho cuidado y tomar las medidas de prevención contra el anisakis.