Una mayor diversificación del producto, una regulación más concreta y clara en las etiquetas sobre los beneficios para la salud y una marca de denominación de origen España son algunos de los retos plasmados en la mesa redonda virtual ‘Perspectivas y retos del sector del aceite’, organizada este miércoles por el instituto tecnológico alimentario AINIA.
Otros de los objetivos de los productores y vendedores del ‘oro líquido’ son una mayor formación para que el consumidor entienda toda la variabilidad o lograr una legislación sensorial menos «ambigua y rígida» para la innovación, informa el centro en un comunicado.
A pesar de que el aceite de oliva es considerado el «rey de las grasas» por su calidad, en 2018 solo representó un 3% del total de aceites consumidos en el mundo. Sin embargo, en las últimas décadas, España se ha convertido en el mayor productor de aceites de oliva hasta concentrar la mitad a nivel global.
En este escenario, el sector afronta desafíos como ejercer su liderazgo valiéndose de ejes como aumentar la competitividad, reducir los costes de producción, envasado y comercialización e aumentar los ingresos de las explotaciones olivareras, ha expuesto la directora general de AINIA, Cristina del Campo.
Otra de las necesidades es potenciar cultivos intensivos y desarrollar una mayor eficiencia en la gestión del agua, además de aumentar los ingresos mediante la diferenciación y seguir fomentando la elaboración de aceite de oliva virgen extra con calidad diferenciada mediante denominaciones de origen (DOP) e indicaciones geográficas protegidas (IGP).
Expandir la oleicultura agroenergética, valorizando la biomasa, el hueso y otros subproductos, o apoyar proyectos de extracción de compuestos de alto valor añadido de la hoja del olivo y del alperujo son algunas de las ‘recetas’ de futuro del instituto alimentario.
DIVERSIFICAR EL ACEITE
En cuanto al impulso de la innovación, el sector intenta transmitir al consumidor una visión más amplia del aceite de oliva, partiendo de conceptos como la cantidad de ácidos oleicos, sus perfiles antioxidantes y sensoriales o sus usos culinarios.
Para el director de la empresa DCOOP, Rafael Sánchez de Puerta, es fundamental conseguir diversificar el producto aunque «la innovación debe empezar en el campo» mediante la introducción de la automatización o la investigación de usos y beneficios del producto en la salud.
Los vendedores echan en falta una normativa europea clara que permita indicar esos beneficios de salud en la etiqueta. «Estamos inmersos en una batalla para definir el futuro del virgen extra en la que no debe ser un producto gourmet o muy elitista, sino un producto con mucha variabilidad y para muchos segmentos», ha afirmado este empresario.
Es una visión que ha compartido el gerente de Urzante, Jesús Marín, llamando a la unidad para crear una denominación de origen del aceite producido en España. «No hay ningún producto en el mundo más controlado que el aceite de oliva. Podemos decir que el 99,9% del aceite que se produce y envasa en España cumple todos los requisitos de identidad», ha subrayado el director de Operaciones del Grupo Acesur, Carlos Jiménez Ot.
Otra de las principales reivindicaciones es una mayor seguridad jurídica para consumidores y productores, ya que el aceite de oliva es el único producto en el mundo al que se obliga a clasificar por una cata organoléptica. «El binomio aceite de oliva-fraude es una realidad que debemos desterrar del mundo», ha defendido el responsable de DCOOP.
NO TODOS LOS ACEITES SON IGUALES
Más del 50% del aceite de oliva que se comercializa en España lo hace bajo una marca blanca. «Tenemos que informar al consumidor de que no todos los aceites de oliva son iguales; es maravilloso, con muchas capacidades y usos, debe conocerlos para que elija y deje de ser un producto reclamo», ha reivindicado el representante de Acesur.
Aunque se ha producido un cambio de imagen y conocimiento del aceite, el sector cree que queda mucho por hacer en materia de promoción, si bien reconoce que las marcas de supermercados han contribuido a que sea un producto de gran consumo.
En materia de envases, AINIA apuesta por su relevancia como símbolo de marca y su papel como posicionamiento del producto, mientras que los empresarios abogan porque proteja impidiendo el contacto con la luz y el aire, las dos variables que más pueden perjudicar al producto. También hay que tener en cuenta que el transporte del vidrio es más contaminante y que actualmente hay materiales más sostenibles.
La investigación juega un papel relevante para lograr soluciones mediante plásticos reciclados. «El consumidor es el que nos dice qué tipo de envase prefiere: hemos utilizado envases muy apropiados como el brick y otros envases que podrían ser adecuados, pero no los ha aceptado», ha resumido el director de DCOOP.