La digitalización se está convirtiendo en el pan nuestro de cada día. A raíz de la pandemia del coronavirus y de la necesidad de distancia social, hemos empezado a tele-hacer todo. Ya antes podíamos hacer casi cualquier cosa sin movernos de casa, desde el teclado del ordenador o del móvil. Ahora esa tendencia se ha acelerado en poquísimos meses, y se han digitalizado aspectos de la vida que pensábamos que solo tenían sentido de forma presencial. Por ejemplo, ir a terapia al psicólogo.
Para muchas personas, ir a terapia psicológica implicaba ir a un lugar determinado fuera de casa. Sentarse frente al terapeuta, mirarle a los ojos, escucharle a viva voz y no a través de unos auriculares...Podría pensarse que una terapia, si se lleva a cabo virtualmente, pierde su sentido y no conseguirá lo que se propone. Según investigaciones recientes, parece que no es así.
5Ventajas incuestionables
“Estas opciones electrónicas deberían ser implementadas para acercar la terapia los pacientes”, concluye la psiquiatra. “Esto podría mejorar enormemente el acceso de los pacientes, especialmente de aquellos en áreas rurales y zonas aisladas. También facilitaría las cosas en caso de una nueva pandemia”.
En nuestro país lleva tiempo investigándose acerca de las terapias online. Numerosas clínicas ofrecen este servicio, y las ventajas son incuestionables. Las más reseñables son las relacionadas con la comodidad que ofrece. Es más sencillo encontrar una compatibilidad horaria y le ahorra tiempo tanto al paciente como al terapeuta.
También se ha valorado el extra de anonimato que ofrece esta fórmula. Al no tener que desplazarse, el paciente evita momentos incómodos en la clínica o en la sala de espera. Del mismo modo, el flujo de comunicación puede ser constante y mucho más ágil que en el caso presencial. Por último, y no menos importante, es reseñable que las terapias online tienden a ser notablemente más baratas que las intervenciones cara a cara.
