El Juzgado de lo Penal número 10 de Málaga tiene previsto juzgar este miércoles 14 de octubre a una mujer por participar en la exhibición pública, a modo de procesión, de la imagen de una vagina de plástico ataviada como si fuera una virgen durante una manifestación organizada con motivo del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo de 2013 en la capital malagueña.
La denuncia la presentó la Asociación de Abogados Cristianos, que acusa por un delito de provocación a la discriminación, odio y violencia por motivos referentes a la religión y por otro contra la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos, pidiendo 12 meses de prisión y multa. La Fiscalía acusa por un delito contra los sentimientos religiosos y pide una multa de 3.000 euros.
La vista oral estaba prevista para marzo de este año, pero se suspendió porque el agente de la Policía Nacional que realizó el informe sobre la identificación de la acusada no pudo asistir, por lo que tanto la Fiscalía como la Asociación de Abogados Cristianos, como acusación particular, pidieron el aplazamiento; mientras que la defensa se oponía a suspender.
Según el escrito provisional del ministerio fiscal, al que tuvo acceso Europa Press, la acusada participó en compañía de otras personas no identificadas en esa exhibición pública durante dos horas por las calles del centro de la capital.
Se trataba de una vagina de látex de grandes dimensiones bajo el nombre de ‘Gran procesión del Santo Chumino Rebelde’, procesión convocada, señala la acusación pública, por quienes se hacían llamar la Hermandad del Coño Insumiso y con la que «se pretendía hacer mofa de los símbolos y dogmas más sagrados para quienes profesan la religión católica».
Esta estructura, se detalla en las conclusiones iniciales del fiscal, estaba acompañada de todos los ornamentos que usualmente distinguen a las imágenes de la virgen en los tronos de Semana Santa, como un manto y flores. Además, las portadoras iban vestidas bien con túnicas y capirotes o «como en el caso de la acusada, con la mantilla».
Además, la acusada y sus acompañantes «profirieron a lo largo del recorrido, utilizando un megáfono, varias proclamas en las que, utilizando expresiones de diverso contenido, trataban de atacar las verdades inmutables que constituyen la base de la fe católica y burlarse de los referentes de dicho colectivo».
Asimismo, dice el fiscal, la acusada, que a veces portaba el trono y otras el megáfono, afirmó proclamas como «vamos a quemar la Conferencia Episcopal por machista y patriarcal». También por su parte y de otros acompañantes se leyó un texto imitando al Credo y otras oraciones, cambiando palabras, para «ridiculizar los dogmas».
Esa procesión recorrió las calles de la capital «de gran afluencia ante multitud de viandantes» y, además, fue grabada en vídeo y difundida a través de varias páginas web.
Por su parte, desde la Asociación de Abogados Cristianos se considera en su escrito provisional, al que ha tenido acceso Europa Press, que se recreó una procesión «escenificada en tono de burla» y se realizaron proclamas y «se pregonaron versiones vejatorias de oraciones cristianas».
Sostienen que la acusada participó «activamente, lanzando las proclamas, profiriendo amenazas contra la Conferencia Episcopal, leyendo el manifiesto, incluso portando un altavoz, llevando en andas la vagina gigante ataviada de la Virgen María; en definitiva, en la cabecera de la ‘procesión'».
La letrada de la acusación particular y presidenta del colectivo de abogados católicos, Polonia Castellanos, señaló en su momento que es un delito «con total intencionalidad», sosteniendo que «no es necesario defender los derechos de la mujer atacando a las mujeres católicas». «Hay un cúmulo de ataques, una burla y escarnio tan tenaz que evidentemente hay una intención», señaló.
Apuntó que «la crítica es admisible pero no lo es un ataque gratuito». «En una sociedad democrática esto no se puede permitir porque la libertad implica respeto a todas las creencias, sean las tuyas o no te gusten», señaló la abogada, instando a que se respetaran todas las religiones por igual.
Por contra, la defensa de la acusada pide la absolución, al entender que la participación de esta está dentro de la libertad de expresión. La letrada destacó que en este caso «ninguna organización religiosa, ni siquiera la propia iglesia, ha intervenido ni manifestado protesta, entendemos que porque han sabido comprender que más allá de que les pueda resultar incómodo o molesto, se ha hecho en el ejercicio de la libertad de expresión».
La abogada entiende que en el Código Penal se proteja el ejercicio de la libertad religiosa, que es un derecho fundamental, pero cree «paradójico» que sea objeto de tutela «los sentimientos íntimos que vienen asociados a esa libertad», apuntando que eso da lugar a «una enorme inseguridad jurídica y puede llevar a que cualquier persona que se sienta ofendida presente una querella».