La vida en el occidente desarrollado es muy cómoda, y nos acostumbramos pronto. Sin necesidad de mayores esfuerzos, todo lo conseguimos ya hecho y preparado en el supermercado. E incluso nos lo pueden traer a casa después de que hayamos hecho la compra con el móvil desde el sofá de casa. Si nuestros abuelos viesen cómo conseguimos la comida, cómo la preparamos y cómo la comemos, no darían crédito a lo que ven.
Pasearse por los pasillos de una gran superficie sería una experiencia traumática para muchos de ellos. En las estanterías encontramos productos que dicen mucho sobre nuestro estilo de vida. Siempre acelerados, siempre con prisas, siempre engullendo a toda velocidad para ponernos a hacer otra cosa, sin tiempo para cocinar ni ganas para ello…Todo un retrato de nuestra vida y nuestras costumbres.
6Alioli
Tres cuartos de lo mismo sucede con el alioli. Con aceite, huevo y ajo podemos hacérnosla en casa incluso siendo unos inútiles integrales en la cocina. Y, una vez más, nos echa para atrás lo mismo: la pereza, la falta de tiempo, la flojera…
Al final, todos esos “pecadillos” repercuten en nuestra salud. Preferimos consumir alimentos precocinados, cargados de productos químicos como conservantes, en vez de dedicarle un poco tiempo y esfuerzo a llevar una dieta sana. Cuestión de prioridades.