Un nuevo estudio está haciendo sonar las alarmas sobre el impacto que el cambio climático podría tener en una de las regiones más vulnerables del mundo. Según publican sus autores en la revista ‘Science Advances, los impactos climáticos en el lago Tanganica son un referente del cambio global en todo el mundo.
Michael McGlue, profesor pionero de estratigrafía en recursos naturales en el Departamento de Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente de la Universidad de Kentucky, en Estados Unidos, y su equipo llevaron a cabo el estudio en el lago Tanganica, una importante pesquería africana. Los resultados muestran cómo ciertos cambios en el clima pueden poner en riesgo la pesca, disminuyendo potencialmente los recursos alimentarios para millones de personas en esta zona del este de África.
«Los peces del lago Tanganica son un recurso de importancia fundamental para las personas empobrecidas de cuatro países (Tanzania, República Democrática del Congo, Burundi y Zambia) y la resistencia al cambio ambiental en esa región es bastante baja –señala McGlue–. Nuestro estudio reveló que la variabilidad de alta frecuencia en el clima puede conducir a importantes alteraciones en el funcionamiento de la red alimentaria del lago».
Los peces pelágicos pequeños, conocidos localmente como dagaa, abundan en el lago Tanganica y su conservación es fundamental para la seguridad alimentaria y la economía de los segmentos de rápido crecimiento y en gran parte empobrecidos de estas cuatro naciones.
Los dagaa se alimentan de algas y plancton, lo que significa que una mayor producción de algas en el lago da como resultado más peces. La forma en que esta red alimentaria acuática responde a fuerzas externas, como el clima, es fundamental para identificar vulnerabilidades y mantener poblaciones de peces saludables. Pero hasta ahora, existía información muy limitada sobre cómo el lago Tanganica puede responder a tales fuerzas.
Para comprender cómo reacciona el lago a los cambios climáticos, el equipo necesitaría información detallada sobre el afloramiento del lago, el proceso por el cual las aguas profundas se elevan y fertilizan las aguas superficiales, aumentando así las algas y la fotosíntesis. Para observar esto, el equipo tendría que obtener datos de núcleos de sedimentos bien conservados dentro del lago.
McGlue y su equipo viajaron a una de las regiones más remotas del lago Tanganica, la cuenca sur, en un viaje de 12 días para recolectar estos núcleos del fondo del lago.
«Los vientos fueron especialmente violentos esa temporada, por lo que la mayor parte de nuestro crucero lo pasamos refugiándonos de las olas en bahías cercanas a la costa –recuerda McGlue–. Pero en la ventana estrecha cuando amainó el viento, corrimos hacia nuestras estaciones y recolectamos los núcleos». McGlue y su equipo «leerían» más tarde las capas de sedimento.
«La química y el contenido fósil de cada capa nos cuenta una historia específica sobre cómo funciona el lago –explica McGlue–. Los limnólogos (científicos que estudian el lago en la actualidad, como nuestro coautor, el doctor Ismael Kimirei) nos ayudan a traducir la información en el registro sedimentario y aprender cómo el cambio climático afecta la red alimentaria del lago».
Hasta ahora, los registros sedimentarios del lago Tanganica carecían de la resolución necesaria para medir con precisión la influencia de eventos climáticos frecuentes, como la Oscilación del Sur de El Niño (ENSO). La mayoría de los conjuntos de datos sedimentarios son de baja resolución, lo que significa que los cambios solo pueden detectarse en amplios intervalos de tiempo, como miles de años.
Las condiciones dentro de ciertas áreas del lago Tanganica convergieron para proporcionar una alta resolución temporal de su sedimento, que McGlue y su equipo fueron los primeros en analizar.
«Pudimos detectar cambios que estaban ocurriendo en el lago Tanganica en intervalos de tiempo muy cortos (por ejemplo, meses o años) utilizando estos sedimentos –señala McGlue–. Esto es bastante raro y crucial para usar los datos para guiar las prácticas de conservación y manejo pesquero. Diseñar estrategias efectivas para el manejo pesquero usando datos de baja resolución es un desafío, porque los cambios ambientales que afectan la red alimentaria pueden ocurrir rápidamente».
El equipo observó aumentos en la producción de algas debido a la alta irradiancia solar, la cantidad de energía del sol que llega a la atmósfera terrestre. Según el estudio, la convergencia de la alta irradiancia solar y La Niña da como resultado un fuerte monzón y afloramiento, lo que aumenta las algas en el sur del lago Tanganica.
Por el contrario, un monzón debilitado por la baja irradiancia solar y El Niño, así como las aguas superficiales más cálidas, dan como resultado una surgencia débil o ausente y una baja producción de algas.
«Estas muestras proporcionan el detalle necesario para capturar el cambio abrupto asociado con los procesos climáticos teleconectivos», apunta Jeffery Stone, coautor de la Universidad Estatal de Indiana.
El equipo dice que la amenaza socioeconómica que estas condiciones crean para el África subsahariana es la más grave de todas las regiones de la Tierra, pero creen que sus hallazgos pueden ayudar a guiar las prácticas de gestión a largo plazo. «Armados con este conocimiento, se pueden diseñar estrategias de ordenación pesquera para ayudar a hacer frente a estos desafíos», añade McGlue.
Kimirei, quien también es director general del Instituto de Investigación Pesquera de Tanzania (TAFIRI), dice que los hallazgos de este estudio son un componente fundamental para la formulación de políticas informadas por la investigación en la región del lago Tanganica.
«No se puede exagerar la importancia de la pesca para la seguridad alimentaria de las naciones de África central y oriental –advierte–. Existe un creciente cuerpo de investigación sobre la disminución de la producción de pescado en el lago Tanganica y otros grandes lagos, que junto con los hallazgos de este estudio y la creciente presión pesquera, pintan un futuro sombrío para la región. Por lo tanto, sostener las pesquerías del lago se pueden lograr / mantener solo si la gestión de la pesca convencional se combina con los enfoques de conservación y gestión de ecosistemas».
La coautora Sarah Ivory, de la Universidad Penn State, resalta que los resultados dejan en claro que los cambios en el clima pueden tener un efecto en cascada sobre las redes tróficas de los grandes lagos tropicales. «Los impactos de esto son similares a las sequías de varios años o varias décadas en los sistemas agrícolas, desde una perspectiva de seguridad alimentaria», añade.
Andrew Cohen, de la Universidad de Arizona, destaca que los hallazgos también tienen implicaciones más allá de los lagos tropicales. «Los impactos climáticos sobre los recursos de agua dulce en los trópicos son un indicador del cambio global en todo el mundo», apunta.
«Este trabajo es importante, porque los cambios climáticos que afectan la seguridad alimentaria perjudican de manera desproporcionada a los pobres –resalta McGlue–. Esta es una forma en que la ciencia y la justicia social pueden entretejerse».