Los efectos de la contaminación ambiental sobre la salud aún no son imprevisibles. De vez en cuando se publica un nuevo estudio que nos da una nueva visión sobre las repercusiones de la polución. Recientemente, se han encontrado partículas diminutas de contaminación en el tronco encefálico de niños y jóvenes. Se cree que estas nanopartículas podrían dañar el cerebro de forma similar a como lo hacen el Alzheimer o el Parkinson.
Más de nueve de cada diez habitantes del planeta viven en áreas donde el aire está contaminado por la polución. Otros estudios previos han encontrado que la polución aérea está correlacionada con altas tasa de enfermedades neurodegenerativas. No obstante, no ha podido demostrarse una relación casual.
Los investigadores esperan que este estudio pueda arrojar luz sobre este tema. Es decir, sobre los mecanismos físicos que expliquen cómo altos niveles de contaminación conducen a un mayor riesgo de padecer Alzheimer.
Correlación, no causalidad
En este estudio se analizaron los cerebros de 186 jóvenes de México D. F que fallecieron súbitamente. El rango de edades va de los 11 meses a los 27 años. Todos los individuos analizados mostraban restos de contaminación en sus materias grises. Los investigadores creen que llegó allí después de recorrer todo el torrente sanguíneo. Estas nanopartículas fueron halladas en la sustancia negra, un área crucial para la progresión de la enfermedad de Alzheimer.
También se baraja la posibilidad de que las partículas entrasen en el organismo a través de la nariz o del intestino. Sin embargo, los cerebros de las personas que viven en áreas no contaminadas no mostraban signos de partículas tóxicas.
La profesora Barbara Mather, de la Universidad de Lancaster, aclaró al diario británico The Guardian que el estudio es correlacional y no implica causalidad. “Pese a ello, ¿cómo pensar que estas nanopartículas, que contienen metales pesados, son inofensivas para las células del cerebro?”, se pregunta.
Los niños fueron útiles para esta investigación, pese a que no sufren normalmente Alzheimer ni Parkinson. Sus cerebros no están afectados por ciertos factores, como el consumo de alcohol, que sí aparece en los órganos adultos.
El estudio fue publicado en la revista Enviromental Research.
Precaución ante los resultados
David Dexter, director asociado de investigación del Parkinson en Reino Unido, cree que, pese a que este estudio ahonda en los vínculos entre calidad del aire y neurodegeneración, el daño cerebral detectado es diferente al estudiado en investigaciones previas.
Los autores de la investigación creen que la diferencia en el daño molecular se puede deber a que los sujetos vivían en México D.F. Los datos de estudios anteriores habían analizado exclusivamente cerebros de personas de Reino Unido.
Susan Kohlhaas, directora de investigación de Alzheimer en el país, declaró que “la polución aérea puede estar relacionada con muchas condiciones de salud adversas. En un cuerpo que está creciendo y desarrollándose, los datos nos sugieren que eso puede incluir el riesgo de adquirir demencia”.
“Necesitamos más investigación antes de confirmar la relación entre cambios cerberales y la enfermedad en niños. Estas proteínas empiezan a desarrollarse mucho antes de que sean visibles los síntomas de demencia”, concluye la científica.