La Federación Española de Asociaciones Provida ha denunciado que la reforma de la Ley del Aborto anunciada por la ministra de Igualdad, Irene Montero es «injusta» y «contraria a todo derecho y a la conciencia», y pide que se derogue la ley de 2015 pero «no para ampliarla» sino para promulgar otra «que respete el derecho a la vida de todo ser humano desde el momento de la concepción».
«Ya está bien de argumentos trasnochados, de eufemismos y de cerrar los ojos a la realidad demostrada. El aborto mata de la manera más cruel a un ser humano inocente en las entrañas de su madre. El aborto provoca a la madre un daño psicológico muy difícil de reparar y también físico, incluso a veces la muerte hasta en los centros más subvencionados y mejor dotados», ha advertido la presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida, Alicia Latorre.
En este sentido, propone a la ministra de Igualdad que muestre «la realidad de lo que es un aborto», a su juicio, un «acto de crueldad». «¿Quién devolverá a estas mujeres y a la sociedad entera esas vidas únicas que han sido tratadas peor que la de los animales y eliminadas como basura?», pregunta.
Desde la Federación, según precisa su presidenta, han «ayudado a cientos de miles de mujeres para seguir adelante con su embarazo» y han «escuchado a otras tantas heridas por el aborto». «Lloran en silencio, arrastran años la herida oculta que ha arruinado sus vidas, y por la que no se preocupan aquellos que las empujaron al aborto», subraya.
Latorre avisa de que «millones» de mujeres que se han sometido a un aborto «bajo la promesa de liberación, de solución de problemas o diciéndoles que no pasa nada» y lo considera un acto de «violencia hacia la mujer».
«Se esgrimen los mismos argumentos que en el 85 pero con el agravante de que ahora tenemos a nuestras espaldas la pérdida de más de dos millones de seres humanos y el dolor de mujeres abandonadas primero y silenciadas después en un duelo no reconocido», añade.
Finalmente, anima a los políticos a «enarbolar la bandera de la vida, sin complejos» y «desde todos los rincones de la sociedad» porque consideran «urgente abandonar radicalmente este camino». «Es vital, nunca mejor dicho y no queremos que nuestra historia esté escrita con sangre de inocentes», zanja.