Hace algo más de un año Rafael Nadal levantó su duodécimo Roland Garros. Lo hizo ante Thiem (otra vez), para demostrar que el paso de los años, lejos de lastrarle, confirman que no hay otro igual sobre tierra batida. Tiene todos los récords en esta superficie, pero a sus 34 años quiere más. El tenista español, sin embargo, ha afrontado el Grand Slam parisino con más dudas que nunca. Y esta vez no son las lesiones o un bajón tenístico lo que acusa. Los problemas de Nadal llegan por otros condicionantes que han hecho que este sea su Roland Garros más complicado. Hasta el momento ha superado todos los obstáculos, incluido a un valiente Sinner, pero ahora le queda lo más difícil: Schwartzman y, muy probablemente Djokovic. Sin embargo, sus preocupaciones van más allá. Estas son las razones que hacen que la hazaña este año sea mucho más complicada.
5Sí, hay motivos para el optimismo
Son muchos los aspectos negativos, pero hay motivos para soñar con un triunfo español. Sinner ha sido la primera prueba de fuego de Nadal, aunque el italiano pecó de inexperiencia. La realidad es que Nadal, inferior en muchos momentos, de un plumazo logró decantar el partido a su favor. El primer set fue un fiel reflejo de ello: Sinner servía para ganar y de pronto se sentó tras perder el desempate. Si su derecha fluye y su cabeza sigue centrada, el 13º puede caer. Pero la sombra de Djokovic, con tareas pendientes, acecha en el abismo de una final que sería apoteósica.