Hace algo más de un año Rafael Nadal levantó su duodécimo Roland Garros. Lo hizo ante Thiem (otra vez), para demostrar que el paso de los años, lejos de lastrarle, confirman que no hay otro igual sobre tierra batida. Tiene todos los récords en esta superficie, pero a sus 34 años quiere más. El tenista español, sin embargo, ha afrontado el Grand Slam parisino con más dudas que nunca. Y esta vez no son las lesiones o un bajón tenístico lo que acusa. Los problemas de Nadal llegan por otros condicionantes que han hecho que este sea su Roland Garros más complicado. Hasta el momento ha superado todos los obstáculos, incluido a un valiente Sinner, pero ahora le queda lo más difícil: Schwartzman y, muy probablemente Djokovic. Sin embargo, sus preocupaciones van más allá. Estas son las razones que hacen que la hazaña este año sea mucho más complicada.
3El techo y los horarios
No es que viva a cuerpo de rey, pero Rafael Nadal siempre ha gozado del privilegio (como muchos otros ‘top’) de jugar cuándo y dónde quiere. En esta edición ha habido dos cambios importantes: el cierre de la Philippe Chatrier y los cambios horarios. Nadal siempre ha sido partidario de la tarde y el buen sol. Y con el cierre de la pista central en Roland Garros y la novedad de las luces se han visto partidos en horarios más tardíos. A eso hay que sumarle la lluvia que ha golpeado a París durante estos días. Todos, factores contrarios a Nadal, que no ha querido poner excusas, pero que ha sufrido todos estos condicionantes.