Hace algo más de un año Rafael Nadal levantó su duodécimo Roland Garros. Lo hizo ante Thiem (otra vez), para demostrar que el paso de los años, lejos de lastrarle, confirman que no hay otro igual sobre tierra batida. Tiene todos los récords en esta superficie, pero a sus 34 años quiere más. El tenista español, sin embargo, ha afrontado el Grand Slam parisino con más dudas que nunca. Y esta vez no son las lesiones o un bajón tenístico lo que acusa. Los problemas de Nadal llegan por otros condicionantes que han hecho que este sea su Roland Garros más complicado. Hasta el momento ha superado todos los obstáculos, incluido a un valiente Sinner, pero ahora le queda lo más difícil: Schwartzman y, muy probablemente Djokovic. Sin embargo, sus preocupaciones van más allá. Estas son las razones que hacen que la hazaña este año sea mucho más complicada.
1Las polémicas pelotas Wilson
Nunca un cambio pelotas sembró tanta polémica como el que se ha producido este año en Roland Garros. Tras una década con Babolat, este año la marca oficial en el Grand Slam parisino es Wilson. Las bolas son más pesadas. Tanto que es como “golpear a una piedra”, según palabras del propio Rafael Nadal tras su debut. Un peligro para la salud de los tenistas, que deben imprimir mucha más fuerza en cada golpe.
Sin embargo, no son solo esos dos gramos los que perjudican tanto al español, sino el cúmulo de todas las circunstancias, como los diversos favoritos han aclarado durante esta semana. A las pelotas se les suma el frío y la humedad de este mes de octubre, condiciones muy diferentes a las de junio, cuando normalmente se celebra este evento. Con el paso de los puntos la tierra se impregna en las pelotas y lo hace todo más complicado. Y para alguien que juega liftado como Nadal y que busca altura, esto es todo un problema que ha sido palpable hasta ahora.