Los términos jurídicos a veces nos pueden crear confusión y no sabemos exactamente a qué nos estamos refiriendo. En este artículo trataremos de aclarar qué es un fideicomiso, para qué sirve y cuáles son sus principales características.
Qué es un fideicomiso
La palabra fideicomiso viene del latín del latín fideicommissum, a su vez de fides, «fe», y commissus, «comisión», es decir, un acto de fe.. Se define como un contrato en virtud del cual una o más personas transmiten algún tipo de bien, cantidad de dinero o derechos de su propiedad a otra persona para que está los administre o los invierta en beneficio propio o de un tercero. Se trata de un acto jurídico de confianza.
Los profesores Rosso y Uriarte definen el fideicomiso como “El negocio jurídico en virtud del cual una persona llamada fiduciante transfiere a título de confianza, a otra persona denominada fiduciario, uno más bienes que pasen a formar el patrimonio fideicomitido para que al vencimiento de un plazo o al cumplimiento de una condición, este transmita la finalidad o resultado establecido por el primero, a su favor o a favor de un tercero llamado beneficiario o fideicomisario”.
Qué partes intervienen en el fideicomiso
A partir de la definición que hemos visto podemos determinar las partes que intervienen en el contrato de fideicomiso.
Fiduciante o fideicomitente: esta figura es la que constituye el fideicomiso. Es la persona que transmite la propiedad o el bien para que cumpla con la finalidad que se especifica en el contrato.
Fiduciario: tanto las personas físicas como las jurídicas, las públicas o las privadas, pueden ser fiduciarios, es decir, personas encargadas de un fideicomiso .
Beneficiario: es la persona física o jurídica en cuyo favor se realiza la administración de los bienes fideicomitidos. De hecho, puede haber más de un beneficiario y si este renuncia puede serlo el fideicomisario.
El fideicomisario: por último ,es la persona que recibe los bienes fideicomitidos una vez extinguido el contrato por el cumplimiento del plazo de la condición.
Para que exista un contrato de fideicomiso en definitiva tiene que haber dos partes imprescindibles el fiduciante qué es quién transmite los bienes y el fiduciario qué es que no recibe. Los terceros interesados serían el beneficiario que es quien recibe los beneficios del fideicomiso y el fideicomisario qué es el destinatario final de los bienes fideicomitidos.
Para qué sirven los fideicomisos
Este tipo de contratos tienen múltiples tipos de usos, desde la protección de intereses familiares hasta la vehiculización de inversiones de envergadura. El fideicomiso es un instrumento que se puede aplicar a negocios en muchas índoles diferentes, siendo preferido a otras herramientas jurídicas por su versatilidad.
Ventajas del fideicomiso
Atendiendo a los tipos de fideicomiso y a las cláusulas que estipulen en él, se garantizan cierto tipo de ventajas algunas de ellas suelen ser:
La inembargabilidad de los bienes administrados.
El contar con una contabilidad y unas auditorías independientes.
Su uso para fines ilimitados siempre que estos sean lícitos y legales.
El fideicomiso no necesita de un proceso judicial de ejecución con lo que se evitan costos y demoras.
El fiduciario puede ser limitado en sus atribuciones y debe rendir cuentas.
Esta figura minimiza el riesgo de los negocios porque aísla los activos transferidos fiduciariamente. De modo que la quiebra de alguna de sus partes no significa la quiebra del fideicomiso y tampoco los acreedores tienen la posibilidad de ejercer algún tipo de acción contra el.
En este sentido, el fideicomiso posibilita el desarrollo de emprendimientos más allá de sus participantes.
La figura del fideicomiso permite una mejor planificación impositiva, aporta transparencia en el manejo de los fondos y es una herramienta flexible que fortalece los acuerdos societarios.
Tipos de fideicomisos
El fideicomiso se puede clasificar atendiendo a cuatro criterios diferentes:
Objeto o fin: podemos hablar de los fideicomisos de garantía. los de gestión o administración.
Por su forma de otorgamiento los fideicomisos pueden ser unilaterales, contractuales o testamentarios
En cuanto a calidad del fiduciante pueden ser públicos o privados
Por último, según se emiten los valores negociables, los fideicomisos pueden ser financieros u ordinarios.
Lo cierto es que como hemos dicho, el fideicomiso consiste en darle algo a alguien en quién se confía totalmente para que lo administre, por ello las opciones son múltiples ya que puede tratarse desde dinero hasta inmuebles.
Cuál es el origen del fideicomiso
Como la mayor parte de las figuras jurídicas el fideicomiso procede del derecho romano.
Se trata de una institución creada en el marco del derecho sucesorio y basada en la relación de confianza. De este modo, el fiduciario le entregaba un patrimonio hereditario a una persona manifestando la voluntad de ambas partes para constituir el fideicomiso. En este sentido, si el fiduciario ejercía un mal uso sobre el patrimonio que se entregaba resultaba muy difícil reclamar. El emperador Augusto trató de resolver este problema creando una jurisdicción especial de pretores fideicomisarios que se encargaban de velar por el cumplimiento de la voluntad de los fideicomitentes.
Cómo crear un contrato de fideicomiso
El fiduciante debe determinar cuál es la finalidad del contrato y después seleccionar quiénes serán los beneficiarios de los bienes o derechos que quiere otorgar. El siguiente paso es elegir una estación financiera para que se encargue del proceso administrativo y nos ayude a pactar las condiciones del contrato.
Debemos de tener presente que el fiduciario cobrará una remuneración por hacerse cargo de la gestión a lo largo del periodo de tiempo que hayamos definido. En este punto es importante hacer una previsión de fondos para asegurarnos de que dicho profesional obtenga su pago periódico y que pueda cumplir con su servicio, incluso si nosotros ya no estamos.
El último paso es la solicitud del contrato a la institución financiera presentando a los profesionales las condiciones del fideicomiso y firmar el documento ante un notario o fedatario público. Especialmente los fideicomisos se utilizan para hacerse cargo de las herencias, máximo cuando estas pueden resultar conflictivas. Es un modo de asegurarse de que los bienes están en buenas manos durante un tiempo determinado y son invertidos según la disposición de quién los lega.