Una cerveza bien fría, con familia o con amigos, es uno de los grandes placeres de la vida. Y se trata, además, de un placer que podría salvarnos la vida. No exactamente así, pero lo cierto es que hay buenas noticias para los cerveceros. Ya no tendrán que preocuparse constantemente sobre si deberían o no tomarse esa cerveza, sobre cómo les afectará eso a su salud. Al menos, ya tendrán la seguridad que no pasa nada por tomarse una caña después del trabajo.
La American Heart Association ha publicado un estudio cuyas consecuencias son muy claras: “Moderate alcohol intake may slow good cholesterol’s decline”. Según dicha investigación, tomarse un cerveza diaria podría ayudar a reducir los riesgos de infarto y enfermedades cardiacas.
Para llegar a estas conclusiones se siguió a 80.000 adultos sanos chinos. En su organismo, descubrieron que la bajada del colesterol de alta densidad, conocido como “buen colesterol”, podía moderarse mediante un consumo moderado de alcohol. Los investigadores descubrieron que, de todas las bebidas alcohólicas, la que más ayudaba a contener la pérdida de “colesterol bueno” era la cerveza. Eso sí, en dosis moderadas: una diaria en las mujeres y dos al día en los hombres.
Mejor cerveza que licores
“Entre los bebedores de licores fuertes la cosa es diferente. Solo un consumo muy escaso, de menos de una bebida al día, ayuda a frenar el descenso de colesterol bueno”, según se lee en el estudio. El descenso de este tipo de colesterol es más rápido en bebedores de licores fuertes o en abstemios que en bebedores de cerveza.
Hay una carencia en el estudio, y es que no recogió datos para probar el efecto del vino a este respecto.
“Prácticamente no hay excepciones. Si te fijas en las enfermedades cardiacas, ya sean mortales o no, las personas que beben con moderación tienen tasas mucho más bajas que las personas que no beben alcohol”, declaró Shue Huang, uno de los autores del estudio. “Esta es una razón para brindar y beberse un vaso. Pero no más que eso”.
A lo largo del estudio, a los participantes se les hicieron preguntas sobre sus hábitos como bebedores y se les hicieron análisis de sangre en cuatro ocasiones. Con todo esto, los investigadores pudieron medir diferentes patrones, como el nivel de colesterol bueno, pero también otras funciones vitales.
Cuidado con los resultados
Shue y su equipo son prudentes con los resultados de su investigación sobre el alcohol. Los médicos advierten de que es necesario investigar mucho más para demostrar si sus conclusiones pueden aplicarse por igual a una población no china.
Además, aún está por demostrar la relevancia clínica de estos hallazgos, más allá de la correlación encontrada por los científicos. Lo cierto es que ya hay numerosas investigaciones que han destacado los beneficios de un consumo moderado de alcohol.
Además de reducir el riesgo de padecer una enfermedad cardiaca, hay evidencias que indican que el consumo moderado de alcohol reduce el riesgo de apoplejía isquémica (cuando las arterias que van al cerebro se estrechan o se bloquean, lo que causa una severa reducción del flujo sanguíneo) y también de padecer diabetes. “Los mayores con insuficiencia cardiaca no necesitan abstenerse de los consumos moderados de alcohol”, fue la conclusión de un reciente estudio en una universidad americana.