Hay que reconocer que, si no lo hacemos así, es por pereza. ¿Cómo se despiezará?, ¿me llevará mucho trabajo? Eso y la inercia. Al final, entonces, nos compramos los pollos ya trozeados, en muslos o como sea, y acabamos gastando más dinero del que deberíamos. Y es hora de cambiar esa costumbre.
Supongo que en más de una ocasión os ha llamado la atención en el supermercado que una bandeja con un par de pechugas de pollo cuesta lo mismo, o a veces incluso más, que un pollo entero viniendo ambos de la misma granja. Y pese a todo picamos. Incluso si somos pocos en casa, podemos ahorrar comprando un pollo entero, consumiendo lo que vayamos a necesitar y congelando el resto para futuras preparaciones. Toma nota.
2Aprovecha al máximo lo que pagas
Del pollo se puede aprovechar casi todo, lo importante es saber sacarle partido en nuestra cocina. Este producto que has comprado más barato se puede alargar muchísimo, y te cundirá seguramente para preparar platos diferentes varios días.
En primer lugar aprovecharás las pechugas, que puedes utilizar para hacer unos ricos filetes empanados o pasteles de carne. Después corta los muslos y contramuslos, que puedes tomar asados o guisados. De ambas formas están buenísimos y, si lo acompañamos de una guarnición de verduras, tendrás una comida o cena sana y equilibrada.
Las alitas puedes enharinarlas y freírlas. El resultado puedes tomarlo con patatas fritas y con varias salsas: barbacoa, mayonesa, alioli…Y no te pienses que hasta aquí llega la cosa, porque aún hay partes que puedes aprovechar. Coge la carcasa del pollo y junto con puerro, zanahoria, patatas y unos huesos verás el maravilloso caldo que sale. Uno de los platos básicos en la cocina durante el otoño y el invierno.