Rocío Flores es una «recién llegada» al mundo de la fama, y sin embargo se comporta como si llevase años soportando las preguntas incómodas de los medios de comunicación. La nieta de Rocío Jurado, que abandonó su anonimato cuando decidió convertirse hace casi un año en la defensora de su padre, Antonio David Flores, en Gran Hermano Vip, no se podía imaginar lo mucho que ha cambiado su vida en este tiempo. Con una cuenta corriente más que saneada tras su paso por Supervivientes, la joven acaba de emanciparse y ya vive con su novio, Manuel Bedmar, con el que confiesa que quiere tener hijos pronto.
Sin embargo, la relación con su madre sigue siendo igual desde hace siete años, nula. Rocío, que ha tendido la mano a su progenitora varias veces en los últimos meses para arreglar la situación, no ha obtenido ningún tipo de respuesta. La hija de Antonio David, resignada, mantiene el tipo ante la prensa y, consciente de que cada una de sus palabras se analizan con lupa, guarda silencio en todo lo referente a su madre y a la relación con ésta.
Así, la nieta de Rocío Jurado aguanta estoicamente las preguntas sobre las millonarias deudas que tienen Rocío Carrasco y Fidel Albiac con Hacienda. Muy seria, prefiere callar ante la supuesta ruina económica que tiene su madre, y si la considera tan retorcida como para poner sus propiedades a nombre de su marido para no dejarle nada en herencia a ella y a su hermano David. Muy cauta, la exconcusante de Supervivientes tampoco se pronuncia acerca de qué ha podido hacer su madre con la herencia de sus abuelos para tener ahora dificultades económicas.