Errores que cometes cuando te lavas la cara

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Lavarse la cara parece el paso más sencillo en una rutina de cuidado de la piel. Es algo que todos llevamos haciendo toda la vida, desde bien pequeños. El problema es que si no lo haces bien, puedes estar causando más daño que bien, y eso puede resultar en algunos problemas bastante significativos, como sequedad, irritación y flacidez prematura y arrugas.

La piel del rostro es distinta a la del resto del cuerpo y tiene necesidades específicas, así no lo parezca a simple vista. Por ello, no es correcto pretender brindarle los mismos cuidados. De hacerlo así, solo se consigue alterarla. 

La forma y los productos que utilizamos para limpiarla no deberían ser triviales si queremos prevenir el envejecimiento o la deshidratación de la piel, así que limitarse a los clásicos agua y jabón es hacerse un flaco favor a uno mismo.

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Saltarte la limpieza de la mañana

cara

Puedes llegar a la conclusión de que lavarte la cara antes de ir a dormir es todo lo que tu piel necesita para despertarse limpia y fresca. Y es un error, porque lavarse en profundidad la cara por la mañana es muy recomendable.

Esto tiene una explicación muy sencilla. Los gérmenes presentes en la funda de tu almohada se transfieren a tu cara mientras duermes. Pero incluso si lavas tus fundas de almohada con frecuencia, una limpieza por la mañana es el mejor camino a seguir.

Cuando dormimos, damos vueltas en la cama, y las bacterias de la saliva y los aceites del cabello se transfieren fácilmente a la cara y a los ojos. La limpieza matutina puede deshacerse de estas impurezas y dejar la piel fresca y receptiva para absorber mejor los demás productos para el cuidado de la piel.