Toboganes metálicos, neumáticos y otros columpios que te dejaron señales en tu piel

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Cuando alguien con más de 40 años ve los parques de columpios para los niños, se echa las manos a la cabeza. Plataformas de plástico con gomas, suelo acolchado, protecciones en todo lugar. Cuando esas personas de más de 40 se acuerdan de sus días de niños, parecía que iban a la guerra. Seguro que todavía te acuerdas de las broncas de tu madre por ir manchado por todos estos columpios.

En aquellos años 80 ir a jugar al parque era prácticamente ir a la guerra. Había que ser el primero en montarse en los columpios. Si llegabas tarde, seguramente otro niño se habría montado ya y no podrías usarlo hasta que no se cansara. Y eso cuando no te caías en el neumático y te hacías un esguince o te partías un dedo, que te daba más miedo volver a casa así que el dolor de la rotura. Vamos a hacer un repaso por esos columpios de antaño para recordad esos buenos tiempos.

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El castillo

Y llegamos al rey de los columpios antiguos. El que más sustos dio a las madres, el que más heridas hizo y el que nos demostró que provenimos de los monos. Este castillo tenía bastantes barras cruzadas.

Meterte en su interior era una aventura. Lo divertido era entrar por abajo del todo y trepar hasta la parte más alta. Sin embargo, te podías encontrar a niños por el camino, con lo que tenías que buscar una vía alternativa.

Las uniones de estos columpios eran criminales. Estaban llenas de soldaduras pintadas que le daban un filo ideal para nuestras manos. Pero el peligro más grande llegaba cuando llovía. Los niños de aquella época no tenían problema en subir a los columpios mojados. Sin embargo, el agarre era nulo y el golpe con el suelo o con el piso de abajo estaba asegurado si perdías mano. Ir a jugar a estos columpios era una aventura similar a ir a la guerra.

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