Jesús Calleja abrió el pasado viernes las puertas de su planeta al que muchas personas consideran el hombre del año. Fernando Simón, el epidemólogo luchador contra el coronavirus en España y director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias, reservó parte de sus días libres para ofrecerle al montañista una entrevista para Planeta Calleja de lo más esperada, que se convirtió en la esperanza que gran parte de los espectadores tenía en sus expectativas.
Simón se adentró en las cuevas más profundas, buceó, escaló y se abrió ante el presentador por las calles y secretos de Mallorca. Durante la entrevista hemos podido ver al médico más aventurero, deportista y sincero, donde nos ha mostrado su pasión por los deportes de riesgo, la montaña y un sin fin de datos que no conocíamos sobre su vida y con el que nos ayuda a saber más acerca del que se considera uno de los hombres más importantes del año y, muchos se atreven a decir, del siglo.
Así, el epidemólogo se convirtió en el protagonista del programa de Cuatro, donde habló de la pandemia y su esperanzadora vacuna, cómo será el verano que viene, la familia, sus juzgadas vacaciones tras meses de trabajo sin descanso e, incluso,una visita de lo más especial a Miquel Montoro, el protagonista del video «¡Hòstia, pilotes!»
5El crossover más inesperado: «¡Hòstias, pilotes!»
Planeta Calleja aprovechó el viaje a Mallorca para hacer una visita de lo más curiosa y especial. Fernando Simón y el montañista coincidieron durante unas horas con Miquel Montoro, el niño que se hizo famoso por el video de los «pilotes» y por el que acumuló millones de seguidores en YouTube, con quien se sentó en la misma mesa y conversaron sobre su vida rural y los estudios que todavía está cursando, aunque no pareció muy contento con la idea. «Vamos a tener que hablar muy seriamente sobre el colegio», decía Simón, a lo que Miquel le respondió que está «haciendo los deberes porque este señor nos ha puesto el cole, eso no debería ser así». «Los dos sois una especie de icono», aseguró divertido el presentador.
Un momento de desconexión que mostró a los espectadores dos polos opuestos del país. El niño mostró al epidemólogo su hogar, los animales a los que adora -como su burro-, y les enseñó a hacer pan casero, que más tarde se comieron acompañado de chorizo y el mejor queso de la zona. ¡Todo un manjar!