La empresa de tecnología y consultoría Indra ha comunicado a la representación legal de los trabajadores el inicio de un período de diálogo para llegar a un acuerdo sobre las medidas concretas necesarias para llevar a cabo una transformación de su plantilla.
Indra anunció en julio, en la presentación de sus resultados, un plan de acción para superar sus actuales dificultades relacionadas con la crisis económica, adaptarse a las nuevas condiciones de mercado y de demanda, eliminar ineficiencias y mejorar su competitividad.
En ese entonces, la empresa ya afirmó que en septiembre convocaría a la representación de los trabajadores para iniciar conversaciones para abordar «de manera dialogada» las medidas concretas necesarias para esta transformación.
La posición de la compañía es «abierta» al análisis y el diálogo sobre todas las posibles medidas que puedan proponerse, asegurando que «no está centrada» en ninguna en concreto a la hora de abordar la transformación de la plantilla.
Según ha explicado la empresa, el plan general de acción tiene como ejes la eficiencia en costes y la priorización de las inversiones y los recursos, basándose en la gestión proactiva de la nueva demanda e impulso de los ingresos, al tiempo que se aprovechan las capacidades tecnológicas y se acelera la transformación de las operaciones de la compañía.
Entre sus principales líneas de acción destaca la reducción de costes de no personal, con la que pretende obtener un impacto positivo estimado en el EBIT y en la generación de caja a partir de 2021 de 20 millones de euros anuales.
Su objetivo es reducir las partidas de costes generales (exceptuando los de personal), que se ven afectadas por los cambios producidos en la demanda de nuestros clientes y que nos permiten aprovechar mejor sus nuevas necesidades. Incluye compras, sistemas de información internos, comunicaciones, servicios profesionales externos, gastos de viaje, suministros y marketing.
Además, otra de sus líneas de acción es la mejora de procesos internos y nuevos modelos de trabajo, que supondrán un impacto positivo estimado en el EBIT de 25 millones de euros anuales desde 2021.
La compañía obtendrá eficiencias en costes mediante la revisión y optimización de procesos internos y sistemas, aplicando modelos organizativos ágiles y nuevas tecnologías que permitan optimizar la operativa de la compañía en el nuevo entorno.
Asimismo, se impulsará el trabajo en remoto con el fin de mejorar la conciliación y la productividad de los empleados, minimizando los riesgos asociados a la pandemia covid-19 en la operativa de la compañía. Esto supone optimizar y reducir el número de sedes y la superficie necesaria de los inmuebles actuales.
La compañía pretende también reorientar la inversión en CAPEX y ajustes de balance. En concreto, esta acción tiene como objetivo reorientar las inversiones de CAPEX sobre los productos existentes, adaptándolos a las nuevas necesidades estructurales de los clientes y eliminando las tecnologías antiguas. Para ello, la compañía ha analizado y estimado los retornos de cada uno de sus productos con el objetivo de reorientar sus inversiones, agrupándolos en cuatro categorías: productos a impulsar, estimular/afianzar, transformar/cambiar su propuesta de valor, y despriorizar.
El deterioro de activos intangibles como resultado de los productos a despriorizar y a transformar su propuesta de valor asciende a -86 millones de euros, correspondiendo -55 millones de euros a Minsait (negocio de tecnologías de la información) y -31 millones de euros a Transporte y Defensa. Este ajuste supondrá un impacto positivo en el EBIT de 25 millones de euros anuales desde 2021.
Por último, el plan incluye la ya nombrada transformación de la plantilla que anunció julio y que viene motivada por los cambios estructurales del negocio y de la caída de las ventas.