El aceite de oliva, lo sabemos, es uno de los pilares básicos de la dieta mediterránea. Esta dieta, basa en el consumo de verduras, frutas, cereales, legumbres, pescado y aceite, ha contribuido al aumento de la esperanza de vida de los europeos del sur. Y, según indican los estudios, es el aceite de oliva virgen extra el principal responsable de esta buena salud de la que hacemos gala. Es decir, que el aceite de oliva es bienvenido siempre y a cualquier hora. Pero, ¿y en ayunas?
5Ayuda al aparato digestivo
El aceite de oliva reduce la acidez gástrica, estimula el tránsito intestinal, favorece la absorción de nutrientes y potencia sus propiedades antiinflamatorias. Todo ello implica que es de gran ayuda para calmar la gastritis. Además, el aceite de oliva previene todo tipo de cánceres relacionados con el sistema digestivo debido a su contenido en tirosol e hidroxitirosol, compuestos fenólicos que inhiben la proliferación de células cancerígenas. Asimismo, el aceite de oliva actúa sobre el sistema hepatobiliar, que está directamente relacionado con el aparato digestivo. Al estimular el funcionamiento de la vesícula biliar, reduce la formación de cálculos biliares y ayuda a disolver y expulsar las piedras ya formadas.