Según se hacía público ayer, Josep María Mainat estuvo a punto de perder la vida el pasado 22 de junio a manos de su exmujer Angela Dobrowolski, que intentó asesinarlo inyectándole insulina mientras dormía y que, al ser diabético, le provocó un coma del que, por suerte, se recuperó satisfactoriamente. Tres meses después, este truculento suceso ha salido a la luz, y se ha conocido que la alemana, en libertad con cargos, está siendo investigada por el juez por intento de asesinato.
Pese a la expectación mediática que ha provocado este asunto, Josep María Mainat prefiere no hacer declaraciones y permanece atrincherado en su domicilio de Barcelona. El excomponente de La Trinca no quiere pronunciarse sobre un tema que está judicializado y está siendo arropado por sus amigos más cercanos y por su hijo mayor, Pol Mainat. El joven, fruto de la relación del productor con Rosa María Sardá, fue quién contó a la policía las sospechas de que Angela podía tener algo que ver en el coma diabético que por poco le cuesta la vida a su padre.
Mainat, que se encuentra tranquilo en su residencia de Barcelona, donde su exmujer intentó matarle. El productor mantiene todas las persianas de su casa completamente bajadas, intentando que los medios de comunicación que se agolpan en la puerta cesen en su empeño.
Sin embargo, su presencia en la casa se refleja por las numerosas visitas que ha recibido a lo largo de toda la jornada, como un chico joven al que vimos entrar en el domicilio y una pareja de amigos íntimos, que al ver a la prensa en la casa de Josep María Mainat no han dudado en hacer una peineta a los periodistas.