El paracetamol es el analgésico que siempre tenemos a mano en nuestro botiquín. Es muy eficaz para paliar los dolores articulares, musculares o dentales, las cefaleas, las lumbalgias o para bajar la fiebre. Aunque los especialistas lo consideran mucho más seguro que el ibuprofeno o las aspirinas, cada vez son más los que advierten de los riesgos que conlleva un consumo continuado y excesivo.
El paracetamol empezó a comercializarse en 1955 bajo el nombre de Tylenol. Hoy en día es el medicamento genérico más vendido del mundo, y está presente como principal principio activo en fármacos populares. Pero pese a esto y a que se puede comprar sin receta médica, los especialistas no dan vía libre para automedicarse con paracetamol. Debido a la popularización del medicamento, los casos de sobredosificación son frecuentes.
4Insuficiencia renal y trastornos gastrointestinales
Otra de las consecuencias del consumo indiscriminado de Paracetamol puede ser el desarrollo de una pancreatitis aguda así como náuseas y vómitos. Se supone que hay que tomar el medicamento antes de las comidas para que sea más efectivo, pero ello puede conllevar un mayor daño al hígado.
Las personas que beben alcohol, sufren hepatitis crónica o cirrosis hepática y toman medicamentos para mitigar sus dolencias, si consumen además paracetamol pueden sufrir una sobredosis por acetominofén.
“Cuando se consume el paracetamol a dosis demasiado altas, se producen también una gran cantidad de sustancias tóxicas que el hígado no puede depurar, ocasionándose así el daño en el propio hígado”, advierte en su web la Fundación Española del Aparato Digestivo.
