La obesidad infantil afecta al 23 por ciento de las familias con rentas más bajas, mientras que apenas al 11 por ciento en aquellas con más recursos, según ha desgranado el ministro de Consumo, Alberto Garzón, en base a los resultados del ‘Estudio Aladino 2019 sobre Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España’, presentado este miércoles.
‘Aladino’ es un estudio descriptivo transversal de las medidas antropométricas obtenidas por medición directa y de factores asociados obtenidos mediante cuestionarios en una muestra aleatoria de 16.665 escolares de 276 centros de Educación Primaria, representativa de la población escolar de 6 a 9 años residente en España. El trabajo de campo se ha realizado entre octubre y diciembre de 2019 en las 17 comunidades autónomas y 2 ciudades autónomas del territorio nacional.
De acuerdo con sus resultados, se observa una tendencia descendente del exceso de peso desde 2011 y estabilización respecto a 2015, aunque la prevalencia de sobrepeso y obesidad de los escolares de 6 a 9 años en España sigue siendo elevada. Según este informe, cuatro de cada diez escolares de seis a nueve años presenta exceso de peso.
De entre los factores asociados a la obesidad, siguen destacando los relacionados con los hábitos de alimentación y con la falta de actividad física, como el bajo consumo de frutas y hortalizas o el uso excesivo de pantallas. También sigue existiendo una brecha importante en la situación ponderal de los escolares dependiendo del nivel de ingresos económicos de la familia y el nivel educativo de los progenitores.
En este sentido, Garzón ha resaltado durante su intervención que «la clase social afecta a los indicadores de obesidad y sobrepeso. «En los barrios populares, la tasa de obesidad es del doble que en los barrios ricos. No es un problema solo de salud, es socioeconómico y, por tanto, también político», ha indicado, señalando que en las zonas más pobres los niños «consumen más golosinas, comida rápida y tienen menor adherencia a la dieta mediterránea.
El ministro ha insistido en que la obesidad infantil «tiene una vinculación estrecha con los factores económicos». «Estamos hablando de pobreza, es transversal. La clase social incide de manera directa en el tipo de alimentación, ocio, vida cotidiana y en los resultados de todos estos procesos», ha apostillado al respecto.
Garzón ha recordado que, según los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1.900 millones de personas adultas tienen sobrepeso y 250 millones obesidad. «Estamos ante un problema de salud muy notable, y asociado a las principales enfermedades crónicas, como cardiovasculares, hipertensión, algún tipo de diabetes e incluso cáncer. Estamos ante un problema muy importante», ha concluido.