- Época es un bar cercano a la Audiencia Nacional, frecuentado por jueces y fiscales.
- Su menú del día cuesta 12,50, muy variado y abundante.
- Su tortilla de patata está considerada como de las mejores de Madrid.
Cuentan por los pasillos de la Audiencia Nacional que cuando una periodista, recién aterrizada en el mundo de los Tribunales, quedó para charlar con el juez responsable de un caso muy mediático, este le citó en el Juzgado número 7 de Instrucción. Se extrañó, pero no quiso contradecir al letrado así que recorrió el edificio una y otra vez sin éxito. Cuando ya, cansada de dar vueltas, se decidió a preguntar a un policía, la carcajada fue sonora. No existía el séptimo juzgado. La cita se refería, en realidad, al Época, un bar cercano.
Y es que Época se ha convertido en un punto de encuentro obligado para jueces y fiscales. Tanto es así que coloquialmente se le conoce como el Juzgado de Instrucción número 7. Si un trabajador no está en su despacho, es muy probable que se encuentre tomándose un café –o un vermut, si ya ha avanzado el día– en la calle del General Castaños 15, a unos pasos de la Audiencia Nacional.
Así, a partir de la una, no es raro ver a Pedraz disfrutando de un refresco o a Andreu degustando un pincho de tortilla. Incluso Dolores Delgado, cuando desempeñaba sus labores en la Audiencia Nacional, era una habitual de Época. Incluso Carlos Lesmes, Presidente del Tribunal Supremo, ha sucumbido a los encantos de esta castiza taberna. Todos ellos aparecen con puntualidad británica un rato antes de la hora de comer y comentar las últimas novedades los casos más mediáticos del momento.
Periodistas y policías, entre sus clientes
Como no es de extrañar, gran parte de su clientela está compuesta también por periodistas, que revolotean por el Época a las horas que saben que los magistrados van a estar para intentar arañar algún dato que les permita completar la crónica del día. La tercera pata de su clientela está formada por policías, tanto los destinados en los tribunales como los que escoltan a algún alto cargo. “Tienen unos precios que podemos permitirnos. Las raciones son abundantes y es comida casera muy rica”, aseguran.
Precisamente, un menú asequible y variado es, sin duda, una de las claves del éxito del bar Época. Por 12,50 euros, los comensales pueden elegir entre nueve primeros y nueve segundos. Desde verdura a platos de cuchara, pasando por carne o pescado. Gazpacho, espaguetis a la carbonara, guisantes rehogados con jamón, lubina al horno con ensalada, bistec de ternera… son algunas de las opciones que puedes encontrar un día al azar. Además, los clientes pueden pedir menús fraccionados, es decir, un primer plato por 9 euros, un segundo por 10, dos primeros por 12, o dos segundos por 13,50.
La tortilla de patata, el plato estrella
Esta versatilidad hace difícil encontrar algo que no te guste en su oferta. “El menú del día es bueno en cantidad y calidad, gran variedad y rapidez y todo con un precio razonable para lo que dan. Si vas de raciones también merece la pena, especialmente la tortilla de patatas que es de 10. Si le añades un servicio rápido, atento y con camareras que siempre están sonriendo pues da un sitio estupendo”, comenta uno de sus clientes.
No le falta razón. La tortilla de patata del Época está considerada por muchos como una de las mejores de Madrid. Jugosa, tierna y con la patata en su punto, es una auténtica delicia que sienta bien tanto a las 8 de la mañana, hora a la que abren, con un café, como a la una y media acompañada por una cerveza. No es extraño ver el bar de bote en bote con los camareros sirviendo sin parar este castizo aperitivo.
Época, además, tiene una extensa carta de vinos y cervezas, así como una cuidada selección de licores, ideales para pasar una tarde relajada con amigos. “La tranquilidad de la tarde y la exquisitez del local unido a la amplia carta de licores lo convierten en un lugar ideal para tomar unas copas con los amigos. A la hora de las cenas, Época pone a disposición del cliente una extensa carta donde poder elegir”, destacan ellos mismos.
La discreción por bandera
La decoración hace honor al nombre del local. De madera y piedra, con lámparas de cristal, mesas oscuras y sillas de metal forjado, típico de los cafés de principios de siglo XX. De “época” completamente. Un ambiente que, pese al ajetreo y al bullicio propio de un bar tan concurrido, invita a la confidencia. Eso sí, que nadie intente sacar una sola palabra a los camareros: la discreción es una de las señas de identidad del Época.
Eliseo, su dueño, un jubilado que vive en Guadalajara y adquirió el establecimiento hace poco más de cuatro años, impone un voto de silencio a sus empleados. Su premisa es clara: si su clientela habitual, proveniente de la Audiencia Nacional o del Tribunal Supremo, siente que no puede hablar con libertad, dejarán de ir. Y eso es algo que no puede permitirse el dueño, menos en tiempos de incertidumbre con el coronavirus.
Con terraza
El restaurante cuenta con una sala principal, donde se sirven los aperitivos y resulta algo ruidosa a medio día; un salón para las comidas, más discreto y silencioso; y una terraza, para cuando acompaña el buen tiempo. Nada más placentero que sentarse a ver el ambiente de tan céntrica zona con una cerveza al sol.
Lejos de los focos y miradas indiscretas, Época es el lugar donde los jueces y fiscales de los casos más mediáticos de este país se convierten en ciudadanos de a pie y esperan pacientemente su turno, en la barra, sin prisas y sin privilegios. Quizá por eso, por la calidad y amabilidad del servicio, acuden a Época, en lugar de a restaurantes de lujo, que podrían permitirse, y demuestran así que los representantes del poder judicial tienen hábitos mucho más sencillos de lo que se podría imaginar.