Seguro que has escuchado o incluso has dicho alguna vez eso de «qué dedo no me corto que no me duela». Y es que cuando llega el primer hijo es una historia y cuando llegan los hermanos, la historia se repite pero diferente manera.
No es cuestión de tener hijos preferidos sino de ver cómo el primer hijo abre el camino a un largo recorrido que no es otro que el mundo improvisado a lo que se enfrentan los padres diariamente. Así llegamos a este artículo, donde te damos algunos datos para que puedas resolver la duda y darle sentido al por qué el primer hijo puede parecer más interesante que el resto.
2«Mi niño está malito» y otras frases para recordar
Con el primer hijo se está muy alerta. A la mínima tos, estornudo o rojez en la piel, ¡ya estamos en urgencias! Con los hermanos será diferente. No es que no causen preocupación pero ya se saben muchas cosas y no se caen en los mismos errores. Es normal que con el primero se tenga ese estado de alerta máxima porque hay muchas cosas que aún no comprendemos ni conocemos cómo funciona un niño, ya que no viene con un manual de instrucciones.
Con el primer niño nos volvemos un poco locos y pero no perdemos los nervios a la primera de cambio, después nos damos cuenta de que al final muchas veces tendríamos que haber sido un poco más nerviosos pero ¡anda que no hemos disfrutado! Es complicado, sí, lo es, pero ya vendrían después los hermanos a seguir su estela.
