La desconexión digital lleva ya unos años siendo uno de los caballos de batalla de los derechos laborales. Las nuevas tecnologías permiten una conexión y comunicación constante entre el trabajador y la empresa. Correos electrónicos, mensajes, llamadas, consultas…El trabajador debe de estar permanentemente colgado de su trabajo, del teléfono o del ordenador para atender imprevistos.
La legislación laboral empieza poco a poco a actualizarse para proteger a los trabajadores. Pues no se trata solamente de su derecho a la desconexión, sino de su salud. Numerosos estudios advierten de los problemas de estrés, insomnio o ansiedad que conlleva la conexión permanente, los mails a deshora y todas las servidumbres del trabajo en el siglo XXI.
6Los datos en España
En el año 2017 la Comunidad Laboral Trabajando.com –Universia realizó una encuesta sobre esta cuestión. En ella participaron 1.720 para contar en qué medida los españoles disfrutan de su tiempo libre y cómo las nuevas tecnologías afectan a la capacidad de desconexión.
Entre los resultados destaca que el 45% de los españoles afirma que en la era digital es más complicado desconectar del trabajo, mientras que el 35% asegura que es “cuestión de aprender”. Por el contrario, el 17% de los participantes cree que no es más complejo que antes. Del total de encuestados, el 39% afirma que sí desconecta durante sus vacaciones, siendo un 31% los que confirman que no, y el 30% restante que comenta hacerlo “a medias”.
Para poder disfrutar del tiempo de ocio sin que la sombra del trabajo esté presente, los participantes que sí desconectan explican que para poder desconectar abandonan su residencia habitual (28%), apagan el móvil (21%), o que no revisan el correo electrónico corporativo (19%), siendo un 32% los usuarios que aplican todas las medidas anteriormente mencionadas.
Según los resultados, el 50% de los participantes apunta como principal motivo para no desconectar su alta responsabilidad profesional, el 42% confiesa cierto grado de adicción al trabajo, y el 8% asegura no sentir confianza en la persona que le sustituye.